CERRO DE REYES: Manu; Gabi Frías, Rodolfo, Jaime, Johny (Min. 75 Cristo); Belfortti (Min. 68 Tino), Germán; Cayado, Golo, Juanito (Min. 68 Tiago); y Pierucci.

TROPEZON: Iván; Menocal, Raúl, Oscar, Jairo; Mora, Pedro, Vicent; Chema (Min. 81 Gómez); Rafa (Min. 70 Dorronsoro) y Fito (Min. 62 Edu).

GOLES: 0-1. Min. 31. Fito. 1-1. Min. 91. Tino. 2-1. Min. 112. Rodolfo.

ARBITRO: Alvarez Pinardo (Castilla-La Mancha). Muy bien. Expulsó por doble amarilla a Jaime (33I) y mostró tarjetas amarillas a Oscar, Raúl, Menocal, Pedro, Edu y Dorronsoro.

El fútbol, que ha arrebatado tantas alegrías al Cerro de Reyes a lo largo de seis intentos fallidos de ascenso, ayer quiso ser justo y darle el premio que merecía, que tanto se había ganado durante años y especialmente en los partidos de esta temporada en la fase de ascenso.

El club pacense necesitaba una victoria como la de ayer ante el Tropezón, basada en la épica de diez valientes que fueron más fuertes que once asustados. Como homenaje a la casta con calidad, la pelotita, tantas veces caprichosa y antipática con las ocasiones cerristas, aceptó estrellarse en las redes cántabras cuando el reloj agonizaba.

0-1, minuto 91. Nacía la última jugada de una llama de la ilusión que se apagaba, que nos acercaba a ese túnel oscuro de la eliminación por el que ya pasó el Cerro de Reyes ante los verdugos Marbella, Arenas, Almansa, Toledo, Alcalá y Varea.

Pero esta vez tenía que ser diferente, esta vez tocaba disfrutar y soñar. Y así fue. Tanto va el cántabro a la fuente, que al final se rompe...Faustino Bueno apostó por su tocayo como revulsivo en la segunda parte, y Tino hizo el gol de un empate que sabía a victoria. Fue en un balón que recogió Tiago en la banda derecha y su centro al área lo empalmó de volea, a la escuadra izquierda del meta Iván. Golazo.

Después, prórroga y el deseo de no llegar a los penaltis ante la reciente experiencia riojana. Un partido de infarto, propicio para una llamada al 112, tenía que romperse en ese mágico número. Fue en el minuto 112 cuando Rodolfo hizo estallar de alegría a la grada con un cabezazo a córner botado por Golo, que suponía el 2-1, y daba la victoria y la eliminatoria al Cerro, en una prórroga de color albiazul.

El equipo pacense ganó al estilo Helenio Herrera, ese técnico que protagonizó la frase para la historia: "se juega mejor con diez que con once". Y es que los cerristas estuvieron en inferioridad numérica durante más de 90 minutos, incluyendo los tiempos de prolongación de las cuatro partes. De auténtico récord.

Todo empezó con el tanto de un tal Fito sin Fitipaldis a cuestas, tras una pelota mordida de Mora que no acierta a despejar Gabi, y el delantero remata a la red a los 31 minutos. Dos más tarde, Jaime dejó a su equipo con uno menos por doble amarilla, en una fase de nerviosismo.

Tras fallar ocasiones en las botas de Gabi Frías (2´), Juanito con centro y remate fuera de José Cayado (7´) y el propio José con un chut atrapado por el meta (30´), llegó ese gol de agua helada.

Con todo a favor, marcador y uno más, el Tropezón tropezó con su misma piedra y se derritió como un cubito de hielo en un ambiente acalorado de temperatura, sentimientos y emoción. Ya a los 38 minutos, Belfortti con un remate al larguero estuvo a punto de empatar y antes del descanso, Gabi Frías tuvo dos cabezazos más que no encontraron el camino del gol.

Tinín le ganó la eliminatoria a su homónimo en el banquillo rival, Lolo Herrera. El Cerro sacó lo mejor de sí mismo. Jugó con dos extremos de laterales, José Cayado y Golo, introdujo la artillería más pesada que tenía en el banquillo, con Tiago y Cristo, y superó por completo en la partida de ajedrez a un equipo santanderino que se relacionó con el balón en la primera parte y renunció a él hasta el final.

Herrera sustituyó a sus tres mejores hombres, pensando que sería capaz de defender el resultado. Sin Rafa, Chema y sobre todo Fito, el Tropezón fue arrasado, perdiendo el esférico constantemente y a merced de su rival. Juanito, Pierucci y Cristo avisaron de un empate que materializó Tino, y en la prórroga, un imparable Cristo generó cinco ocasiones hasta que el gol de Rodolfo pasó a la historia.