Si los encuentros de playoffs valoraran para la elección de ‘Rookie del Año’, la cotización de Jayson Tatum, figura emergente de los Celtics, se dispararía al tiempo que la de Ben Simmons, uno de los nombres principales de los renacidos Sixers, caería en picado.

Durante toda la temporada regular, Tatum, un escolta de 20 años, 2,03 y larguísimos brazos, nacido en St. Louis (Missouri), quedó fuera de la ecuación al mejor novato de la temporada, monopolizada por Donovan Mitchell, la sensación de los Utah Jazz, y el propio Simmons, a quien muchos regatean su condición de ‘rookie’ por pasarse su primer año en blanco por una fractura en el pie.

Las actuaciones de Tatum en las eliminatorias por el título están destapando a una incuestionable estrella y una pieza básica de los jovencísimos Celtics, los de Terry Rozier y Jayleen Brown, que dominan por 2-0 a los Sixers en la semifinal de la Conferencia Oeste tras imponerse por 108-103.

Un 'rookie' atípico

En las dos victorias, Tatum ha sido un factor diferencial. En el primero acabó con 28 puntos. En el segundo, con 21, máximo anotador de los Celtics que viajarán a Philadelphia con un resultado que nadie les ha remontado nunca.

Tatum ejerce ya como el anotador más consistente de los playoffs en el equipo de Brad Stevens, sumando 20 puntos o más en los últimos cuatro encuentros, con lo que le arrebata una marca de precocidad que estaba en poder de Kobe Bryant.

“Es un rookie, es un rookie”, es el cántico que ha nacido en las gradas del TD Garden para celebrar la aparición de Tatum, un cántico de doble dirección, que sirve también para atacar a a Simmons que vivió una dura lección en el segundo encuentro de Boston, donde acabó con una de sus peores actuaciones del curso: 1 punto, 5 rebotes, 7 asistencias.

Tatum, sin embargo, no es un ‘rookie’ al uso ni a nivel deportivo ni en su vida personal, con una reciente paternidad en diciembre (mostró una imagen de su hijo Jayson, pero no se ha hecho público el nombre de la madre), con solo 19 años, casi la misma edad a la que lo tuvo su madre, Brandy Cole.

“No podemos hablar de él como si fuera un ‘rookie’ al uso”, asegura el pívot dominicano de los Celtics, Al Horford. “Este chico va para superestrella”, afirma también su compañero Marcus Morris.

Hijo de Justin Tatum, que formó en la universidad de Saint Louis, ahijado de Larry Hughes, un exjugador que compitió durante 12 temporadas en la NBA, la vida de Jayson siempre ha estado ligada al baloncesto y a la excelencia desde sus primeros pasos y su potencial no escapó al radar de Danny Ainge, el manager de los Celtics.

Un año en Duke

Después de su primer año en Duke, y de unos entrenamientos privados con los Celtics, Ainge completó una jugada maestra en el ‘draft’, que justifica los numerosos elogios que recibe. Boston traspasó la primera elección del ‘draft’ del 2017 a los Sixers a cambio de una tercera ronda, con la que escogió a Tatum, y una futura elección de primera ronda.

El equipo de Philadelphia apostó por el base Markelle Fultz, de 19 años, tras un año en Washington, que por lesiones y problemas físicos, solo ha podido jugar 14 partidos esta temporada. Y los Celtics reclutaron a Tatum, que ha jugado 80, todos como titular con grandes números (13,9 puntos, 5 rebotes, 1,6 asistencias) que ha elevado aún más en estos playoffs.

“Tatum probablemente debería haber sido nuestra elección número uno”, admitió Julius Erving, una leyenda de los Sixers después de la exhibición de Tatum en el primer partido. “Cuando obtienes un jugador que puede elevar el nivel en los playoffs, entonces tiene a alguien especial, porque generalmente después de la universidad es difícil pasar al siguiente nivel”.