Doce de la mañana, finca El Toril , al lado del pueblo con menos habitantes de Extremadura, El Carrascalejo. Cerca de Mérida. Martín Fariñas, el mítico héroe del ascenso a la ACB del Cáceres hace doce años y ahora gerente de educación y promoción de Caja Rural de Extremadura, hace de anfitrión.

Es la puesta en escena de un nuevo premio extremeño. Se trata de presentar en sociedad la primera edición del Premio Espiga Impulso de la actividad física y el deporte. Llegan el presidente de la entidad, Jesús Jiménez; el consejero de Cultura, Francisco Muñoz, y el director general de Deportes, Manuel Martínez Dávila, que avalan la iniciativa. Hay muchas cámaras y representantes de federaciones y clubs.

Jesús Jiménez recuerda que la entidad ya ha creado otros tres premios espiga: uno para el jamón Dehesa de Extremadura, otro para el vino Ribera del Guadiana y el tercero para el desarrollo del mundo rural. "El deporte es un elemento distintivo de la sociedad en evolución", dice. Después, el consejero se acuerda de la frase y recalca que el jamón y el vino, "tomados con moderación, son cardiosaludables; el deporte también".

El acto se cierra con aplausos y con una degustación, claro, de los vinos y el jamón premiados en la última edición. Pero en ´El Toril´ se respira, además de tranquilidad, deporte: aquí se desarrollan ya muchas actividades relacionadas con distintas modalidades. Mientras Fariñas se afana por explicar detalles, hay una demostración de colombicultura a cargo de dos integrantes del club San Francisco de Olivenza.

El plazo para la presentación de solicitudes empezaba ayer y termina el 2 de julio. El premio será de 3.000 euros. Para ello, requisitos claros: favorecer el hecho deportivo de una forma creativa, promocional y su rentabilidad en la mejora en la calidad de vida y la salud.