Barcelona no ha olvidado a uno de sus deportistas más emblemáticos que tiene en activo, como es el ala-pívot Pau Gasol, y por ello anoche le rindió el homenaje que aún tenía pendiente desde que abandonó el Barca para emprender la aventura más maravillosa para un jugador de baloncesto, como es jugar en la NBA. Al final del encuentro, 80-91 a favor de los americanos, y Gasol con 18 puntos.

Un Palau Sant Jordi abarrotado de entusiastas seguidores (16.525) del Barca y de Pau Gasol disfrutaron a lo grande con un partido abierto al espectáculo y volcado enteramente a homenajear al jugador de baloncesto catalán más famoso.

Gasol, con una agenda asfixiante en los dos días que lleva en Barcelona, por fin pudo vestirse de corto y saltar a la pista del Sant Jordi, escenario donde meses atrás la Ciudad Condal vivió dos momentos de máxima explosión deportiva: el mundial de natación y la final de la Euroliga.

Precisamente, el Barcelona sin Pau Gasol logró su primera Copa de Europa, aunque aquella noche el ala-pívot de Memphis no se quiso perder la fiesta, a pesar de que no estuviese invitado en la pista. Meses después, todas las miradas y aplausos que se oyeron en el Palau Sant Jordi se giraron hacia Pau, quien no defraudó.

JUBILO

Fue el último en incorporarse a la rueda de calentamiento y su aparición fue recibida con una explosión de júbilo. Cuando cantaron su nombre, el Sant Jordi se vino abajo, como también sucedió cuando los nombres de Juan Carlos Navarro y de la gran estrella del Barca, el serbio-montenegrino Dejan Bodiroga, se escucharon por megafonía.

Antes de empezar el choque, Gasol recogió el micrófono en el centro de la pista, tras dedicarle Juan Carlos Navarro, su gran amigo, unas palabras de reconocimiento, y en el partido se puso las pilas, aunque no permitieron ni una concesión.

Vivió la experiencia de que un espontáneo le fuese a saludar y le entregase su gorra en el tercer periodo. Con tanto entusiasmo recibió Gasol esa muestra de cariño que en la siguiente jugada anotó un triple, uno de los pocos que se vieron durante el partido. A 2:42 de finalizar el choque, los dos Gasol (Pau y Marc) se pudieron mirar a los ojos en el parqué.

El pequeño de la saga de baloncestistas catalanes tuvo sus minutos de gloria. Salió justo para ver cómo su hermano anotaba un lanzamiento de tiro libre. En la siguiente jugada, cuerpo contra cuerpo para defender la posición en la botella de Grizzlies.

Al final de la fiesta, el guión previsto: Pau se llevó el galardón al mejor jugador del partido y ganó un equipo de la NBA a uno de la FIBA (80-91), nada de novedoso, porque después de una veintena de partidos amistosos entre estas dos potencias del baloncesto, nadie apostaba abiertamente por el Barca, y más tras el arranque liguero, con una derrota injustificada contra el Auna en el Palau.

Para la esperanza quedó que el comisionado de la NBA, el estadounidense David Stern, se descolgó poco antes del partido con unas declaraciones para soñar: Europa podría tener algún equipo franquicia en el futuro en la NBA.

Para que ello sucediese, claro está, siempre según Stern, debería producirse una revolución en la FIBA, organismo en el que pocos clubes, y pocas ciudades, entre ellas Barcelona, podrían desafiar el reto que se podría plantear a medio plazo.

Lo que sí que tiene más claro Stern es que Pau Gasol será uno de los deportistas españoles más universales de la historia. Es evidente.