Si cualquier aficionado se pone a examinar la lista de jugadores de la selección rusa lo tendrá complicado para conocer a alguien. Con un poco de suerte le podría sonar el prometedor portero Akinfeev, del CSKA de Moscú. También Arshavin y Pogrebnyak, las dos estrellas que han conducido al Zenit al campeonato de la UEFA y que no podrán jugar contra España. El resto parece más difícil. Nombres como Ignashevich, Zyrianov o los hermanos Berezutsky pueden asociarse a cualquier profesión ajena al fútbol. La cosa cambia si se mira al banquillo. Ahí aparece Guus Hiddink, el mago holandés que sigue haciendo milagros, ahora ayudado por Igor Korneiev. Y todo ello bajo la mirada de Viktor Onopko, director deportivo de la federación rusa.

Difícil sorpresa

Cuando se habla de Rusia, todas las miradas se dirigen automáticamente a Hiddink. Basta acercarse a la concentración de los rusos en Leogang, un pueblecito de 3.000 habitantes, para comprobarlo. "España es la gran favorita. Tiene jugadores de Champions. A nosotros nos falta experiencia, pero no la ambición. Me encanta no ser favorito, hay que jugar con el pecho bien alto y sin ningún miedo", asegura el preparador, de 61 años.

Mientras Hiddink se explica, un hombre de avanzada edad espera a todos los jugadores para que le firmen una camiseta blanca. El tampoco conoce a nadie. Su actitud le delata: para a todo lo que se mueve, no solo futbolistas. Al final, se va con la prenda llena de autógrafos, incluido el del seleccionador.

Cerca de Hiddink, se ve en el entrenamiento a otro técnico. Es pequeñito, lleva un chubasquero negro y tiene algún kilito de más, pero toca el balón con delicadeza, con un estilo propio de alguien que ha hecho algo en este deporte. Para evitar cualquier error, un colega ruso confirma que se trata de Igor Korneiev, aquel habilidoso delantero que fichó Cruyff para el Barça en 1994, tras pasar tres años en el Espanyol, donde coincidió con Galiamin, Moj y Kuznetsov.

Aunque la última experiencia de Hiddink en España fue hace ya ocho años (dirigió a Valencia, Madrid y Betis), conoce perfectamente a su próximo rival. Y ante cualquier duda, Guus recurre a Igor, su mano derecha, tanto en el campo de fútbol, como en los partidos de tenis que juegan tras los entrenamientos.

Korneiev, un tipo más serio que Hiddink, ve muy difícil sorprender a España. "Me preocupan Villa y Torres, pero todos son buenos y tienen talento. Solo hay que ver el debate sobre Xavi, Iniesta o Cesc. Es una barbaridad crear un problema de esto. Todos tienen mucha calidad, pero tenemos que ser valientes", dice el exjugador.

Igor conserva un buen castellano. Lo que ha perdido es el tono rubio de su cabello. Tras jugar en España, Korneiev se fue a Holanda, donde jugó en el Heerenveen, Feyenoord y NAC de Breda. Los años han pasado, pero sigue con atención la Liga española. "El Espanyol empezó muy bien, pero tuvo un bajón tremendo. El Barça ganó mucho en temporadas anteriores y ahora parece estancado. En ese club o se está muy alto o se cae muy bajo".

Apoyo a Guardiola

Korneiev sabe por experiencia lo que dice. El vivió una época difícil en el club azulgrana. El Barça de Cruyff, que había maravillado años antes en Europa, iniciaba su declive. Allí coincidió con Pep Guardiola, al que ve capacitado para devolver al equipo a la cima. "La edad no importa. El está preparado y lo ha demostrado con los jóvenes. Es muy inteligente y lo hará bien. Le voy a seguir con atención", reconoció.

El exazulgrana trabaja con Rusia desde el 2006, año en que el holandés se hizo cargo de la selección. La primera opción de Guus era Johan Neeskens, que ya le había acompañado en Australia, pero no fue posible. Neeskens rechazó la propuesta y acabó como segundo de Rijkaard en el Barça y Korneiev se asoció con Hiddink para llevar a Rusia a la Eurocopa.

El tercer peso pesado es Viktor Onopko, de 38 años, que ocupa el cargo de director deportivo de la federación rusa, una figura similar al de Fernando Hierro en España. "Soy el jefe de todos", bromea. Sus números le respaldan, ya que posee el récord de internacionalidades (113). Ahora se conforma con seguir de cerca todos los entrenamientos y mandar desde fuera.

Onopko, aquel líbero calvo que estuvo siete años en el Oviedo (de 1995 al 2002) y uno en el Rayo, no entiende las críticas a Luis Aragonés, que fue su entrenador: "Es el mejor seleccionador posible".