Nació en una pequeña localidad de la provincia de Toledo, Parrillas, pero se siente cacereño. Casi ni se acuerda de su traslado a Extremadura, hace varias décadas, lo cual es buena señal: aquí es feliz, con sus clases de edificación y obra civil en la Universidad Laboral... y su golf.

Rafael Vadillo llegó a ser un clásico del fútbol sala local hace 20 años. Ahora es uno de los más acreditados golfistas y, desde hace apenas un mes, presidente del Norba Club de Cáceres. "En su día nos teníamos que ir a Portugal. Yo, con mi amigo Amancio Salgado, que fue el que me metió en esto", cuenta Vadillo, un tipo campechano que se jacta de decir que buena parte de su gran dedicación a este deporte se lo proporciona su horario laboral como profesional de la enseñanza en un ciclo formativo.

"Me borré del club de tenis y me apunté al golf". Era el año 92 y el Norba estaba a punto de nacer . "Que conste que no quisimos presentarnos a nada; que si lo hemos hecho es porque los anteriores, que lo han hecho muy bien, no siguen", asegura Vadillo, de hándicap 7´4, ganador de torneos y volcado totalmente en el club y en un deporte que, afirma taxativamente, "debe quitársele ya la etiqueta de elitista que aún le ponen".

Para todos

El Norba no es un club exclusivamente deportivo. Es ésa una de las máximas que pretende impregnar Vadillo y sus colaboradores en su mandato de cuatro años. "Hay que exportarlo fuera y conseguir socios de fuera; en Madrid es difícil jugar y vamos intentar que venga la gente en mayor número", fija como objetivo.

Pero Cáceres aparece por delante, "sobre todo ahora con lo del 2016". Vadillo anima a que todos vayan a las instalaciones y a los torneos y recuerda que no cuesta disfrutar del golf como espectador. La entrada es libre en cualquier evento.

Recuperar una vieja idea de organizar un torneo de Ciudades Patrimonio sigue pendiente. Y ése será uno de los temas que abordará con el alcalde, José María Saponi, en una próxima presentación oficial.