De momento, quiere pasar todo lo inadvertido que pueda, pero le va a resultar complicado porque su grandeza como deportista es universalmente conocida, también donde va a dormir y trabajar a lo largo de los próximos 30 días: la Residencia del Centro de Tecnificación de la Ciudad Deportiva de Cáceres. Dice estar saturado de entrevistas y llega con una misión clara, que es la de entrenar y preparar la temporada, la del reencuentro con la competición tras el varapalo de no poder ir a los Juegos de Río por un inoportuno accidente.

Javier Gómez Noya, cinco veces campeón del mundo de triatlón y sin duda uno de los mejores deportistas españoles de la historia, entrena desde ayer en la ciudad extremeña junto a su técnico, Carlos Prieto. Y, además, se somete a diferentes análisis en la Facultad de Ciencias del Deporte, en concreto bajo los auspicios del grupo de investigación Gaedaf que dirige Guillermo Olcina. Todo, para intentar, explica el propio profesor, «intentar mejorar el rendimiento y para que le demos asesoramiento» para los nuevos retos que se plantean.

«Es muy sano y muy majo; no creo que haya problemas», decía a primera hora Raúl Martín, director de la Ciudad Deportiva, uno de sus anfitriones. Sin embargo, después confirmó que no quiere flashes ni entrevistas, al menos de momento. «Vengo a estar tranquilo», ha comentado.

Sí agradece en privado a quienes han hecho que esté aquí en una experiencia que será nueva para él, sometiéndose a pruebas específicas. La Dirección General de Deportes, la propia Uex y la Federación Extremeña, que preside un antiguo compañero y amigo suyo: José Manuel Tovar, otro extriatleta de primer nivel en el concierto nacional, están orgullosos de que haya escogido la región para volver.

DÍA INTENSO / Y es que Gómez Noya tendrá un intenso mes en Cáceres de la mano de Prieto, que llegó a trabajar como interino en la facultad a la que vuelve ahora. Ayer mismo, en el inicio, el laureado deportista se sometió a análisis por la mañana, por la tarde hizo una prueba de entrenamiento en Ciencias del Deporte y por la noche pernoctaba en la Ciudad Deportiva, en un habitáculo especial dispuesto para él para, según se ha planeado, ‘dormir en altitud’.

El triatleta gallego, de 33 años, llega tras recibir el pasado día 21 el Premio Princesa de Asturias de los Deportes, su mayor alegría en un año marcado por su ausencia en los Juegos. Gómez Noya sufrió dos semanas antes de la cita olímpica una «caída tonta, a no más de 15 kilómetros por hora», según dijo entonces, y se rompió el radio del brazo izquierdo. «Tengo que lidiar con la cara amarga del deporte», añadió.

Gómez Noya llega a una tierra en la que el triatlón es una de las especialidades emergentes y con resultados incluso inesperados. El pionero en la élite fue el mencionado Tovar, que fue campeón de España y que todavía se pregunta por qué no fue a unos Juegos. Además, la pacense Miriam Casillas estuvo en Río, donde fue fue la mejor entre el trío de españolas. Detrás llegan la joven de Villalba de los Barros María Rico, también campeona nacional en su categoría este año, y la placentina Raquel Mateos, igualmente entre las mejores del país.

Aparte de ello, destaca la figura de la pacense Estefanía Domínguez, que ha estado durante años militando en clubs gallegos y que ha vuelto a su ciudad natal. Nombre propio en la élite desde hace años es igualmente el del cauriense Diego Paredes y en el horizonte puede estar un interesante paso de la cacereña Sonia Bejarano, entre lo más granado del atletismo nacional a lo largo de los últimos años, al triatlón.

Todo dentro de una expectativa importante para una federación modesta que está consiguiendo unos resultados muy destacados. Incluso dentro de la discapacidad sobresalen los nombres del cacereño Quini Carrasco, el placentino Miguel Coca o el catalán afincado en Navalmoral de la Mata Toni Franco. Todos ellos tienen a un espejo ‘en casa’.