En el ciclismo hay estirpes que siempre estarán vinculadas a este deporte, una práctica que en muchos casos comenzaron por el amor que el padre sentía por la bicicleta. Los hijos crecieron y fueron mejores, se hicieron profesionales y hasta destacaron sobre la bici. En un lugar llamado Euskadi, donde los corredores profesionales crecen como setas, siempre ha habido familias ciclistas como la de los Izagirre, Gorka, el mayor, y el pequeño Jon. Y ambos ya saben lo que es ganar en el Giro. Gorka, con el uniforme del Movistar, ayer al imponerse en la octava etapa de la edición del centenario.

Escapada por todo lo alto en una etapa marcada por los paisajes del parque nacional del Gargano. Italianos y españoles al poder, con Luis León Sánchez acompañando al corredor vasco. Subida final, rampas del 12%, de las que entusiasman en la Vuelta. Y allí Gorka Izagirre se alzó con la victoria, la 107 de un ciclista español en el Giro, una carrera donde también su hermano pequeño se había anotado un triunfo.

Gorka es un corredor de confianza para Nairo Quintana; uno de los suyos, de los que siempre quiere tener a su lado. Sin embargo, por una vez, obtuvo libertad para escaparse. Si lo hacía no podía decepcionar al jefe Nairo. Como así fue. «Vi que tenía hueco y fui a tope hasta la meta. Es mi mejor victoria. Llevaba muchos tiros al poste. Pero estoy muy contento. Este triunfo nos da confianza. Estamos muy bien como equipo y Quintana está fenomenal. Ahora empieza otro Giro», afirmó en Eurosport.

La etapa previa a la gran cita de hoy con el Blockhaus también estuvo marcada por el ataque de Mikel Landa.