AD San Francisco: ´sanción´ a los 16 años

La intención de escribir esta carta es, exclusivamente, dar a conocer a padres y chavales menores de edad las contrariedades que pueden llegar a sufrir por el egoísmo de ciertas personas ligadas al fútbol base, cuando la finalidad es que cualquier joven pueda jugar a éste u otro deporte cuando y donde quiera, ya que no existe contrato escrito ni perciben remuneración.

Soy el padre de un chaval de 16 años cuya pasión es el fútbol y que en las últimas dos temporadas estuvo en el cadete de la AD Puente de San Francisco de Cáceres. En la última, con sus compañeros, contribuyó al primer puesto en su grupo de liga regional.

Con la llegada a los 16 años, que da acceso a la categoría juvenil, tanto mi hijo como otros compañeros deseaban explorar nuevos horizontes en otros equipos en su afán de superación. Ante esa intención, la asociación San Francisco rescató del olvido una disposición que recoge una normativa de la federación extremeña según la cual un equipo en el que haya militado un jugador en su segundo año de cadete podrá retenerlo la temporada siguiente para sus juveniles. Además, como presión, poco antes del partido que les iba a enfrentar a uno de los ganadores de la zona de Badajoz, momento muy esperado por mi hijo y sus compañeros, el entrenador les conminó a que, en ese instante, manifestaran quiénes seguirían. Lógicamente, una respuesta negativa les relegaría al banquillo. Juzgue, paciente lector, el dolor y confusión que estas crueles palabras pueden ocasionar a un joven que espera ese momento tras una temporada de esfuerzo y sacrificio. Si después de haberlas juzgado llega a la misma conclusión que yo, comprenderá fácil por qué mi hijo tuvo que decir que continuaba para jugar.

Su posterior retractación no fue bien acogida por la directiva, que le dejó bien claro que no le iba a dar la carta de libertad, llegando a manifestar su secretario que "quien se la hace al San Francisco la paga", lo que pone de manifiesto el talante de esta asociación con advocación santa. No sirvió que me dirigiera a la federación, pues ésta, viendo que la legalidad le amparaba, se puso de parte del San Francisco.

Supe no obstante que la ficha ha de ser renovada anualmente con la firma del jugador y la de su padre, madre o tutor, al ser el futbolista menor de edad, sin que ni mi hijo ni yo hubiéramos firmado la ficha del segundo año. Al tener escaneadas las fichas, observé que en la del segundo figuraba una firma que no era de mi hijo, Por lo que respecta a la mía, fue requerida a la federación para comprobar qué clase de firma me habían realizado, pero no me fue facilitada porque, según la federación, no tengo acceso a estos datos. A estos hechos se le denomina en el Código Penal ´falsificación´.

Pensé que todo iba a solucionarse, pero no fue así; con buenas palabras se me invitó al silencio. Pero proseguí en mi posicionamiento para que se le otorgara a mi hijo la carta de libertad y algo debió cambiar pues, de la noche a la mañana, desaparecieron las razones por las que antes el San Francisco se negaba a conceder la carta de libertad a mi hijo; eso sí, me exigieron que constara por escrito mi gratitud a la asociación. No satisfecho con esto, y como castigo, demoraron la firma del documento, alegando que la presidenta estaba de vacaciones, a fin de que se perdiera las cinco primeras jornadas de la Liga Nacional Juvenil, que comenzó el pasado 29 de agosto. Hoy por fin puedo decir que ya ha debutado con su nuevo equipo, Escuela de Fútbol Veracruz, un paso más adelante en su ilusión, a pesar de las zancadillas de unos y otros.

Ojalá sea el último joven al que se le pongan trabas, pues lo único que consiguen es que se desilusionen y dejen de desarrollar un deporte que durante muchos años lo han llevado muy dentro.

JOSE GALEANO. Cáceres