Cáceres CB: al quequiera leerme

Leyendo la carta que EL PERIODICO EXTREMADURA publicaba ayer, de Esther Rivero, me anima a darle una continuación, pero desde mi punto de vista, punt de vista en primerísima línea durante bastantes años. No hablaré de los sinsabores, porque como éste que acabamos de pasar no lo hemos pasado nunca, ni siquiera cuando por 310.00 pesetas, Jesús Blanco y yo estuvimos a punto de arrojar la toalla y adelantar los acontecimientos actuales. De todos es sabido que aquella situación se salvó y desde ese momento comenzamos a subir y... hasta el lunes pasado.

Mira Esther, contra lo que muchos creen, este equipo ha hecho región por donde quiera que ha ido. Y me vienen muchos recuerdos: la visita al hogar extremeño de Guadalajara; la confesión casi al oído del policía que había solicitado hacer el servicio del partido para ver a sus paisanos; los sones de la charanga de Granollers cuando íbamos a Badalona y ¡mira que ganamos veces!; las visitas a los hogares en Cataluña con Josely de la Cruz al frente (era el coordinador); los viajes que se daban por Cataluña dos matrimonios de Talavera la Real, a veces diligenciando bocadillos, billetes de avión, etcétera; o aquellos jóvenes de Piornal que se dejaban ver menos, pero ¡cómo chillaban! animándonos; o aquel señor con su hijo y una bandera tricolor con Garrovillas puesto en lo blanco, que no faltaba nunca en el Palacio de Deportes de Madrid; o aquel grupo de Canovellas que nos proporcionaron un aparato de video, ya que le hotel --recién inaugurado-- no tenía aún; o la visita al hogar extremeño de Valladolid donde estaba regentando el bar un futbolista que durante muchos años jugó de portero en el Don Benito; o cuando leías en la prensa de la ciudad que ibas a visitar: "llega a nuestro pabellón un clásico...".

Hasta el Redoble oimos una vez en Manresa. Precisamente en esta población se me dio a conocer el dueño de un bar de moda en Barcelona que nos seguía casi siempre por Cataluña, hurdano él, con la idea de que nos acercáramos alguna vez por su local ¡quería presumir!. De Vitoria, Esther, ni te cuento, porque nuestras peñas y muchos seguidores individualmente se acercaron muchas veces, pero es que los seguidores que teníamos allí eran legión, conocimos el local del hogar extremeño antiguo y el nueov y a mucha gente de Brozas, Alcántara, Villa del Rey... Mira, allí en Vitoria, el que nos estaba esperando en el hotel era el cacereñísimo Serradilla no fallaba ¡bien que le venía a nuestro amigo Paco Mangut! ¡feliz que era él!

De verdad, Esther, para escribir un libro. Otro día pasaremos a contar andanzas cacereñas fuera de nuestras fronteras españolas. Me quedo en la memoria muchas cosas, que dejo para contar a mis nietos cuando los tenga. Probablemente me preguntarán el por qué nos dejamos escapar esto y como ahora mismo, a 6 de julio de 2005, no sabré contestar. La contestación la tendraán otros, no sabemos si algún día dirán algo, pero culpables hay; nosotros, a pesar de lo que se diga, no tenemos culpa alguna: hemos pagado, hemos animado, hemos cumplido. Los que dejaron de ir al pabellón es porque estaban hartos de oir la misma canción. Pero esos, esos tampoco tienen culpa; ten en cuenta que un diez por ciento iban por si salían en alguna foto, pero esos nunca los he contado.

Saludos Esther, tu pena y la mía es la misma. La misma que la del 90 por ciento que nos falta.

JUAN LUIS MORAN. Cáceres

Que nos quitenlo bailao

Al fin y al cabo no ha estado tan mal: 14 años en lo alto del baloncesto, 11 de ellos en la ACB. Nadie en esta comunidad ha podido disfrutar tanto como los cacereños y todos aquellos extremeños que han querido ver los partidos de los míticos pabellones de la Ciudad Deportiva, el V Centenario o el Ciudad de Cáceres.

L. GOMEZ. Cáceres