Un sufridor de

Ismael Díaz

Me confieso un admirador del actual entrenador del Cacereño, Ismael Díaz. Me encanta su discurso y me encanta la valentía con que afronta todos los partidos. Me encanta que haya hecho de un, en un principio, equipo mediocre, un equipo campeón.

Desde esa admiración y con todo el respeto del mundo me atrevo a decirle que veo numerosos fallos infantiles en su manera de proceder. Tomo como ejemplo el pasado partido contra el Málaga B. Minuto 59, empieza el carrusel de cambios: sale Bauti y entra Juanma Cruz (¿qué hacía este futbolista en el banquillo?); minuto 67, sale el estático Enrique por el killer Bernal (hay que dar mordiente al equipo. Desesperado, apago la radio). Según las crónicas, minuto 74: sale Jorge García y entra Tariq (que se coloca junto a Nacho Garrido en una zona donde difícil que es que llegue un balón --no queda casi nadie que se los pueda hacer llegar--, o sea, jugador desaprovechado, por no decir dos desaprovechados). No hay que olvidar el riesgo que supone la prontitud de sus cambios. Fin de partido: enciendo la radio y... ¡sólo perdemos 1-0!

Más: ¿por qué se niega a considerar a Enrique como un jugador imprescindible y determinante, cuando sabe que sus actuaciones han sido capaces de desequilibrar partidos en cualquier momento? Ha tenido victorias épicas: contra Cartagonova, Ceuta o Ciudad de Murcia... Pero no supo ganar el partido contra el Extremadura por no sacar a su menospreciado Enrique, que él solito en pocos minutos casi le da la vuelta a la tortilla, o el partido contra el Betis B o éste del Málaga B por su afán de hacer cambios que desquician a cualquiera.

Por favor, señor Díaz, háganos grandes por el camino fácil y sin grandes sobresaltos. Yo soy un socio que lleva viendo partidos del Cacereño 28 años y le quiero como entrenador de mi equipo... ¡pero no me haga sufrir!

JULIO GARCIA NEVADO. Socio 145 del Cacereño. Cáceres