Teodoro, Casado con el baloncesto

A las nueve en punto de la noche. No podía ser más que a las nueve de la noche, la hora de inicio de los partidos de tu gran pasión, el baloncesto, cuando emprendiste el último play-off de tu vida. Una mala jugada, un mal pase, con el que el mundo del baloncesto cacereño pierde una figura irrepetible; y quienes tuvimos el privilegio de considerarnos tus amigos sinceros, sin prejuicios de edad o ideologías, perdemos al compañero fiel, al amigo ejemplar, al maestro del que todos aprendimos algo, al colaborador inasequible al desaliento, al consejero sabio pero respetuoso con la opinión ajena y al conseguidor de misiones imposibles.

Te negaste siempre a perder la esperanza, quizá porque precisamente Esperanza era tu otra mitad, tu otra gran pasión; y fuiste con su incondicional apoyo un verdadero ejemplo de cómo afrontar con entereza y sentido del humor los problemas de salud que te sacudieron, hasta el punto de que resultaste ser tú un consuelo para todos cuantos pretendimos consolarte.

Tu despedida ha sido el mejor ejemplo de lo que fue tu vida: tus alumnos de ayer y profesores de hoy; empresarios y trabajadores; gente de todo signo y condición política, unidos para dar testimonio de que siempre tuviste para todos, por encima de las distintas maneras de entender la vida, una palabra amable y el último chascarrillo de ese del pueblo de tu mujer.

Pero esto no es una despedida. Porque tú sabes, Teodoro, que seguirás estando con nosotros cada viernes, a las nueve en punto de la noche, en el partido de tu amado Cáceres de Baloncesto. Allí te esperamos.

JUAN F. PEDRAZO, BASILIO HERMOSO, FELILPE FERNANDEZ Y JULIO ESPINO. Cáceres