La tierra de lasoportunidades

Curiosa sociedad en la que cualquier pilingui de tres al cuarto puede dedicarse al periodismo amarillo en algún programa de la telebasura, con el único mérito de decir haber compartido lecho con el amigo del primo hermano de la hija del famosillo de turno. En la que cualquier mariposón de aspecto afeminado, mejor cuanto más se note, responde al prototipo perfecto de periodista rosa analista de los asuntos relativos a la víscera cardíaca. En la que los macarras maleducados, groseros y preferentemente calvos, tienen un lugar reservado en el olimpo marciano para ejercer de periodistas de color indeterminado. En la que, sin rubor alguno, hay alcaldes que ejercen de folclóricos consortes; terroristas de parlamentarios; inútiles de sindicalistas; sindicalistas de políticos; políticos de tertulianos radiofónicos; y los abogados hacen de cualquier otra cosa que no sea abogado. En la que los maestros presiden autonomías; los funcionarios de Hacienda son presidentes de Gobierno; y los periodistas, por muy Ortiz que se apelliden, pueden aspirar, incluso, a reinar en el país (en el de verdad, no en el periódico).

Así es nuestra España, la tierra de las oportunidades, en la que sin la menor muestra de crítica, irritación o condena social, todo el mundo parece sentirse autorizado para ejercer una profesión para la que no está preparado, con una particular obsesión por el ejercicio del periodismo, con el que cualquiera parece poder ganarse la vida, aunque no sea periodista.

Lo único que esos mismos periodistas que no lo son no parecen dispuestos a consentir es que un tipo valiente, imaginativo, honesto y trabajador, un simple aficionado con su ilusión por bandera, pero sin un pequeño imperio empresarial que le respalde, pueda ser presidente del Cáceres CB. ¡Lo que hay que ver, oír... y, sobre todo, leer!

JULIO ESPINO.Gerente del Cáceres Destino Turístico