En el Cáceres Destino Turístico, felicidad. En el Plasencia Galco, cabreo. Los dos polos del 82-78 final del domingo seguían ayer radicalizados, aunque la coincidencia es común en los dos presidentes en lo que se refiere al enorme espectáculo.

Risueño está Juan Francisco Luis. Goza con el plus de la victoria lo que fue una tarde redonda para su club. "Fue como una partida de ajedrez y el jaque mate lo dio Ñete Bohigas en el último minuto", resume, alabando a su entrenador. Respecto al enfrentamiento que tuvo Bohigas con el técnico placentino, Dani García, afirma que nunca había visto "una rabieta tan agresiva". "Lo siento por el propio Dani. Me parece un buen entrenador y seguramente es buena persona, pero creo que le va a perjudicar su actitud", añade.

LOS PRECIOS Luis ensalza los "aspectos organizativos", la presencia de autoridades en el palco y, sobre todo, el ambiente que se vivió. "Les digo a los placentinos que sigan así", afirma, aunque no se arrepiente de los precios. "Si tuviésemos a Caja Extremadura detrás, como ellos, hubiésemos podido ponerlos más baratos", apostilla. El presidente del Plasencia Galco, Antonio Martín Oncina, no estaba tan contento. Reconoce haberse vuelto de Cáceres "con sabor agridulce". Su resumen es similar al de Luis: "fue un derbi en toda regla en el que dimos la cara en todo momento".

En el seno del club placentino se tiene la sensación de que se pudo ganar, pasando de puntillas sobre el arbitraje. "Tuvimos nuestra culpa. No decidimos. Con 61-68 desperdiciamos dos posesiones...", recuerda Oncina, especialmente "agradecido" a los 150 aficionados que viajaron.

"Debemos olvidarnos cuanto antes y que toda la rabia que tengamos, canalizarla en positivo y centrarnos en el partido ante el Cantabria", añade el presidente placentino.

El objetivo sigue siendo "sumar doce victorias para la salvación". Hasta anuncia "una fiesta" el día que eso se logre matemáticamente.