Pau Gasol ha puesto lo esencial, talento y carácter ganador, pero hemos de saber que su logro trasciende a nuestro provincianismo europeo y español. Esto sí que es noticiable y elogiable, ha ganado la NBA, un sueño para todos los aficionados que madrugamos y trasnochamos desde los 80 para ver la sonrisa de Magic y el mostacho de Larry.

Pau Gasol es el mejor jugador español de siempre, el más determinante, pero pese a lo que nos acostumbraron estos años a los resúmenes de las mejores jugadas y de la actuación de los españoles NBA que parecen deportistas individuales, ha ganado el anillo porque jugó en equipo, en un gran equipo y porque ha tenido la gran suerte (destinada a quien se la gana) de que el mejor entrenador de todos los tiempos ha sido su entrenador en los Lakers.

Phil Jackson, ¿te suena ese nombre? No ha acaparado ningún titular en España y es el nombre de referencia. 10 anillos de la NBA como técnico, nadie tiene más. Sin duda, el mejor. Ha usado todo lo que no es la pizarra con maestría, declaraciones en prensa sabiendo cómo picar o alabar a Pau, usó el video de Gladiator hace años, cuando Guardiola aún estaba en activo como futbolista, ha sacado todo el rendimiento del ego de Kobe Bryant y algo meritorio: no se ha callado en su carrera ni un solo comentario sobre actuaciones arbitrales, ha pagado sus correspondientes multas, pero no le ha restado para ganar todos los campeonatos que ha conseguido.

Lo de Gasol ha sido espectacular. Le ha dado igual jugar de 4 o de 5,ha mejorado cada año su visión de juego, le tacharon de blando y ha mostrado su dureza ante el mejor pívot de la competición, Howard. Subió en rebotes y tapones en los partidos decisivos. Ha jugado el pick and roll con una gran complicidad con Kobe. Ha anotado, menos pero en momentos más importantes, como los grandes, cuando el equipo lo necesitaba, asumiendo que su papel era de co-starring.

PG16 ya ha ganado la ACB,la Copa del Rey, la NBA, el Campeonato del Mundo, medallas olímpicas y europeas de todos los colores, MVP en todas estas competiciones, Rookie del año y debut como profesional en Cáceres. Todo eso vale mucho más que 93 millones de euros en la cuenta corriente de la ilusión de nosotros, los aficionados españoles al basket.