Pocos podían imaginar hace 14 años, cuando un anónimo entrenador llegaba a Navalmoral para dirigir al Moralo en Tercera División, que ese mismo técnico iba a tener hoy la oportunidad histórica de liderar al Athletic de Bilbao a reencontrarse con la Copa del Rey. Desde entonces, la vida ha dado muchas vueltas para Joaquín Caparrós (Utrera, 13 de octubre de 1955), pero siempre ha guardado un sitio en su corazón para el equipo extremeño al que dirigió cuando no era nadie en el mundo del fútbol.

De hecho, hace cuatro años, cuando entrenaba ya con reconocido éxito al Sevilla en Primera, viajó a Navalmoral para participar en el aniversario del Moralo, en el que solo estuvo la temporada 95-96. No ascendió, pero sus métodos dejaron un buen recuerdo. Capa , como se le conocía entonces, conserva aún muchos amigos en la capital del Campo Arañuelo, se autodefinió entonces como "un entrenador de vocación".No es de extrañar que lo sea. Fue un oscuro futbolista de la cantera del Real Madrid y también jugó en Alcorcón y Conquense. Después, con apenas 26 años, empezó un largo peregrinar en los banquillos (San José Obrero, Campillo, Motilla, Alcázar, Conquense, Manzanares, Moralo, Recreativo de Huelva --al que subió de Segunda B a Segunda--, Villarreal, Sevilla, Deportivo y, desde el 2007, el Athletic) hasta llegar al momento cumbre de su carrera, hoy a las 22.00 horas.Tiene fama de supersticioso, exigente y poco amigo de concesiones, un obseso del trabajo y del orden táctico. Defensor de las dietas que no mezclan proteínas con hidratos. No tuvo miedo al reto de trabajar en un club con tantas limitaciones a la hora de fichar como el Athletic.

"Ahora toca disfrutar de una fiesta",