Cuando una marca decide lanzar una nueva generación de un modelo puede utilizar dos vías: borrón y cuenta nueva partiendo de cero y por tanto romper con lo que había hasta ahora o, por el contrario, conservar lo que se tiene y mejorarlo.

En ocasiones, la primera elección es la buena, ya que supone renovar la oferta y eso siempre se interpreta como que es algo mejor de lo que había. Optar por la segunda tiene sus riesgos, entre otras cosas porque hay que mejorar lo que hay en todos los aspectos pero al mismo tiempo conservar la filosofía del producto.

Con el nuevo C3 Citroën ha optado por la segunda vía pero dejando al margen las líneas esenciales de la estética que se mantienen, lo ha cambiado todo, por fuera y por dentro, ganando en presencia, equipamiento, espacio y, sobre todo, dinamismo. Es un coche nuevo de arriba a abajo pero que mantiene las formas suaves y redondas que han sido su ADN. Con estas premisas, para la marca francesa no ha de ser ningún obstáculo seguir la pauta comercial tan exitosa que ha tenido la primera generación y que le ha valido vender más de dos millones de unidades. El salto cualitativo de esta segunda parece augurarlo.

MAS CENTIMETROS Dejando a un lado la estética de la carrocería, mucho más atractiva ahora, el nuevo C3 ha incrementado sus dimensiones y esta circunstancia, unida al trabajo de los técnicos en el interior, rebajando la anchura de los respaldos delanteros y un anclaje de los asientos delanteros más alto, permite ofrecer una ganancia de centímetros que se notan. Las plazas traseras son las más beneficiadas de este trabajo ya que disponen ahora de más espacio para las rodillas y los pies y una razonable altura libre al techo. De todos modos, la anchura para tres adultos sigue siendo algo justa. Por lo que respecta a las plazas delanteras, los asientos son amplios y confortable aunque no recogen bien el cuerpo.

MUCHA LUMINOSIDAD Nuestra unidad de pruebas disponía del parabrisas panorámico Zenith que permite aumentar el campo de visión vertical, algo que Citroën ya aplicó en el nuevo C4 Picasso y que ahora instala opcionalmente en el C3. Eso supone disponer de mayor luminosidad en días nublados; sin embargo, el falso techo corredizo lleva aparejados unos parasoles que por su diseño y poca longitud dejan muchos huecos por donde se filtra el sol molestando al conductor, al margen de que ambos carecen de espejo.

La posición de conducción es buena y también la visibilidad en todos los ángulos. Tanto la presentación como materiales y acabados han experimentado un salto cualitativo, aunque para nuestro gusto, hay un exceso de inserciones metálicas simil aluminio que lejos de hacerle ganar prestancia y categoría ejerce un efectivo negativo. Por lo demás, hay huecos para guardar cosas, además de una buena guantera. En cuanto al maletero, sus formas regulares permiten aprovechar al máximo su capacidad que es correcta; la rueda de repuesto es de emergencia.

FIABILIDAD COMPROBADA En el apartado motor, no hay novedades y en este caso nuestra unidad monta el conocido 1.6 litros turbodiésel de inyección directa por conducto común que rinde 90 CV y que tan buenos resultados está dando al grupo PSA por su fiabilidad y rendimiento. Es muy agradable de utilización en ciudad ya que desde muy pocas revoluciones ofrece una rápida respuesta al acelerador, lo que facilita una rápida movilidad.

En carretera, empuja con decisión y no es nada difícil alcanzar las proximidades de la zona roja del cuentavueltas en el paso por cada marcha, aunque le falta insonorización; también es notorio el ruido de rodadura, al menos en nuestra unidad de pruebas, En cualquier caso, se puede mantener una buena velocidad de crucero sin ninguna dificultad y además de buenas aceleraciones, también ofrece una buena capacidad de recuperación. Por lo que respecta a consumos, de siempre este motor se ha caracterizado por ofrecer unas cifras muy ajustadas y aquí no es la excepción. Tanto en ciudad como en carretera se muestra muy sobrio, si a eso le unimos sus bajas emisiones, que le permiten estar exento del impuesto de matriculación, el resultado es una versión interesante.

GRADO SUPERIOR La sensación que se tiene al volante del nuevo C3 es que estamos ante un modelo que no guarda relación alguna con la generación anterior. Ha ganado en dinamismo en todos los aspectos, esencialmente en confort de marcha, y da la sensación de estar conduciendo un coche de más categoría. Moviéndonos en los límites permitidos, garantiza una buena respuesta, con unas suspensiones que trabajan bien y, además, absorben las irregularidades. Si se quiere adoptar una conducción deportiva, se echa de menos un reglaje algo más firme de muelles y amortiguadores, pero hay pocas oscilaciones de carrocería. Los frenos trabajan bien y la dirección, bien asistida, tiene un tacto muy agradable y preciso.