El centrocampista del Real Madrid Thomas Gravesen confiesa que haberse estrenado como goleador con el conjunto blanco frente al Espanyol ha sido un motivo de alegría, pero no mayor que cuando marcaba con el Everton, su anterior equipo.

Gravesen, concentrado con su selección en Atenas para enfrentarse a Grecia, cree prematuro hacer un balance de su estancia en el Madrid tras llevar sólo unas semanas, que califica de "frenéticas", y asume con naturalidad la suplencia del pasado sábado.

"No me enfadé por empezar en el banquillo, así es el fútbol moderno: se hace lo que dice el técnico y no se juegan todos los partidos", dice Gravesen en declaraciones en la concentración en Atenas que ayer recogían varios diarios daneses. El internacional reconoció que la selección "siempre ha sido lo más grande, eso no cambia".