La grada del Príncipe Felipe se cansó ayer. Su grito fue unánime para pedir la destitución de Angel Alcázar después de seis jornadas en las que el equipo sigue sin conocer el sabor de un triunfo en Segunda B.

Al grito de "Alcázar vete ya" en muchas fases del partido se unió la indignación final con la derrota. La hinchada más radical del Cacereño se plantó frente a la puerta 4, la que da acceso a las oficinas del club, para pedir la destitución del entrenador. Fueron momentos tensos, en los que directivos como José María Asenjo y Miguel Castro salieron para pedir calma.

Los deseos de esa hinchada los dejó claros el Escuadrón Verdiblanco antes incluso del inicio del partido en la publicación que realiza, 92 Fanzine oficial , que ilustraba con un televisor en el que se anunciaba la destitución de Alcázar como entrenador del Cacereño.

Pero las voces continuaron. "Alcázar tiene miedo". Las oficinas del Cacereño, con un continuo trasiego de trabajadores del club, directivos, periodistas y policías --que esperaban la salida del árbitro para evitar cualquier altercado-- parecía un duelo. Caras largas y silencio, demasiado silencio. El ruido venía de fuera, estaba tras una puerta cerrada ayer, pero siempre abierta.

Como en el Calderón

Y entonces también salió a dar la cara el presidente del Cacereño, Antonio Martínez Buzo, y el consejero delegado, Antonio Martínez Doblas, lo que los aficionados agradecieron. "Me parece muy bien lo que pedís", dijo muy calmado Doblas, "pero en el campo teníais que haber apoyado más al equipo". Son momentos difíciles y los jugadores necesitan sentirse apoyados por sus aficionados. Es el mismo mensaje que hace unos días lanzó Abel Resino, entrenador del Atlético de Madrid, que decía que era difícil jugar en el Vicente Calderón con tu público gritándote. Salvando las distancias, claro.

Después, a la prensa, Martínez Doblas dijo que no iba a tomar ninguna decisión en caliente --refiriéndose a una posible destitución del técnico--, "que hay cosas que es mejor meditar y dejarlas para el día siguiente hoy".

El partido, en la grada, comenzó algo frío, siendo un fiel reflejo del juego que ofrecía su equipo. Solo la entrada parecía pobre para ser un derbi regional, el primero de la temporada. El público aguantó hasta que el Villanovense marcó. Al descanso, primera bronca para Alcázar. A raíz de ahí, el técnico no salió del banquillo en los segundos 45 minutos, siendo su ayudante, Juan Carlos Paniagua, el que se asomó en un par de ocasiones para dar instrucciones a los jugadores.

En el graderío había antiguos jugadores del Cacereño, como el segedano Toboso, delantero de los años 80 que cambió impresiones con el periodista Paco Mangut y con su paisano Antonio Martínez Doblas; o los no menos míticos José Luis o De Arribas, clásicos en la grada.

En el palco, además de los habituales directivos, invitados y concejales, estaba el consejero de los Jóvenes y el Deporte, que el miércoles se marcha a Copenhague con el deseo de que Madrid sea designada sede de los Juegos Olímpicos del 2016, "una carrera en la que Extremadura tiene mucho que ganar". El dombenitense no quiso mojarse cuando se le preguntó por sus preferencias para la victoria del partido. "Me encanta la filosofía de estos dos equipos y también la del Cerro; cada uno tiene su propia idiosincrasia. Seguro que los tres van a ir a por todas", fue su respuesta.

El consejero, que también fue en su día árbitro de fútbol, señaló al descanso que había visto a un Villanovense "muy bien plantado" y a un Cacereño "con un juego muy vertical". "Esto ha abierto muchos huecos que el Villanovense ha aprovechado", dijo.