A media mañana en su despacho de la sede del Cáceres Patrimonio de la Humanidad, Gustavo Aranzana abre el corazón y la mente para este diario a la hora de hacer balance de la temporada. Está satisfecho y se muestra dispuesto a renovar, proclamando que el proyecto del club merece sobrevivir.

--Ha pasado ya una semana de la eliminación en Melilla. ¿Qué sensación le queda de la temporada?

--Cuando estoy solo, todavía me parece duro. Lo tuvimos muy cerca. Sigo pensando en el cuarto partido, en la falta personal de Forcada, en el tiro de Francis que no se hizo. Pero más en profundidad, en sociedad con gente, estoy satisfecho por cómo acabó la temporada.

--Quinto puesto. ¿Lo calificaría como un éxito?

-- Los datos son elocuentes. Hemos llegado donde este club no ha llegado nunca. Es muy buena temporada. Los términos 'éxito' y 'fracaso' no me gustan. Hemos intentado hacer buena temporada y lo hemos logrado. Nadie fracasa si lo intentas. Todo es opinable y respetable. En el deporte, la línea que separa 'éxito' y 'fracaso' es muy estrecha. Estar el quinto en esta liga por encima de otros equipos con más potencial que nosotros y quedarnos a un paso de la final es bueno. El baloncesto ha sido bueno y la gente se ha divertido, sobre todo en la segunda vuelta.

--¿Cuál fue la clave para pasar de estar casi fuera del 'playoff' a estar a punto de plantarse en la final?

--Tranquilidad, sobre todo. Cuando perdimos ante Iruña Navarra y Huesca dije que había que ir partido a partido. No nos desesperamos y trabajamos más duro. Supimos jugar con la presión. Tuvimos confianza en que podíamos hacerlo. El equipo se unió. También teníamos la responsabilidad. Estar en el 'playoff' era lo mínimo exigible por parte de la afición y por talla de jugadores y de todo, debíamos estar.

--¿Esperaba que le fuesen tan bien las llegadas de Sergio Olmos y Francis Sánchez?

--Desde principio de temporada pensaba que el equipo necesitaba un 'grande', un 2,10. Por circunstancias económicas no se pudo entonces. Y lo de Francis tenía claro que en vez de un americano, teníamos que fichar a un jugador que rindiese nada más llegar. Ahí tuvimos suerte con el hundimiento de Granada. Me llamó y quiso venir. Con esas dos incorporaciones, el equipo iba a mejorar. ¿Si nos iba a dar tiempo a arreglar lo que habíamos hecho mal? Casi no. El partido clave era ganar en Huesca e hicimos el peor partido de la segunda vuelta. Nos perjudicó el cambio de entrenador que tienen ellos esa semana.

--Da la impresión que incluso le ayudó la marcha de Asier Zengotitabengoa, porque así tuvo más minutos para repartir entre los exteriores...

--Podíamos haber hecho un esfuerzo y fichar a alguien. Pero era ya muy tarde para fichar y redistribuir los roles. Si hubiese sabido que Robles se iba a lesionar en el 'playoff', sí hubiéramos fichado.

--¿'Zengo' se equivocó?

--El tiempo ha dado la respuesta. Se va porque quiere protagonismo. Aquí juega 19 minutos y en Canarias, 6. Ha ascendido, pero ha acabado la liga en abril. Nosotros hemos competido hasta el 30 de mayo. Podía haber jugado unos 'playoffs' magníficos y estar en una posición más ventajosa que la de ahora. Es una decisión respetable. No podíamos exigirle que se quedase. Era una cuestión de competitividad. No quiso competir con otros tres aleros, que era lo que había desde el principio.

--El cuarto partido ante Melilla con Pedro Robles...

--Sin dejar acabar la pregunta... Lo hubiésemos ganado. Seguro. Hay un momento en el que estamos 8-9 puntos arriba podíamos haberlo roto, dando algún relevo a Francis, haciendo daño porque deciden flotar a Xavi Forcada para que tire. Y duda. Pedro no lo hubiera hecho. Lo he pensado mucho.

--¿Cuál fue su principal equivocación? ¿Carleton Scott, Dreke Bouldin, Justin Sedlak...?

--Son cosas distintas. Scott tiene un talento tremendo, pero no priorizó el baloncesto. Vino como un caballo desbocado, le gustó Cáceres, vivir, no entrenar. Llevaba un mes aquí e iba tieso. No podía con las calzas. Luego en Portugal y en Austria no ha hecho nada. Por él fichamos a Dreke, que era lo que había en el mercado y estaba siendo negativo para el vestuario. A Justin le ha costado adaptarse. Tiene problemas de comunicación. Es un chico muy introvertido. Es joven, tiene que madurar y saber leer el tema táctico. Además, ha tenido muchos dolores de espalda que no le han dejado dar el 100%. Pero tiene unas facultades tremendas. Trabajaba bien y no daba problemas.

--Personalmente, usted se ha reivindicado en los 'playoffs'...

--Todos los años tengo que reivindicarme para poder seguir entrenando el año siguiente. Yo no vivo del pasado. Si fuese así, estaría en mi casa sacando el historial en ACB y con las selecciones que tengo.

--Ya. Pero es obvio que no puede hablar igual el Aranzana de la jornada 30 de la liga regular que el de ahora.

--Si estoy satisfecho porque hay mucha gente detrás de este proyecto, muchos socios, muchos colaboradores. He sido el responsable y he sufrido porque en diciembre y enero sabía que las cosas no iban bien. Intentamos buscar soluciones. Si ha acabado bien, estoy contento por haberlo logrado en un año tan difícil y tan importante como éste.

--¿Cree que no ha sido tratado con justicia?

--No entro a valorar esto. Lo que sí se ha querido hacer es crear un caldo de cultivo a través de mentira y magnificar muchas cosas. Si el equipo no juega bien y la gente lo critica y te silba, no quiere decir que yo esté en la cuerda floja y me vayan a echar. ¿La afición ha estado en contra de Aranzana? No he visto en ningún momento a 3.000 personas pidiendo que me echen con pancartas. Sí que puede haber habido gente que sí, pero yo no quiero gustarle a todo el mundo. Se ha intentado hacerme daño en cosas que no eran relacionadas con el juego.

--Ha habido semanas en las que se le ha visto muy tensionado... Demasiado.

--Porque no estábamos jugando bien, por cosas que pasaban en el vestuario que y no podía decir del todo. Me lo puedo guardar, pero se me notaba en la cara.

Se han dicho muchas mentiras para hacerme daño, desestabilizarme, ponerme en contra de la afición. Se han dicho muchas burradas: que no me hablaba con la directiva, que no entrenábamos, que tenía una cláusula millonaria... Que lo digan 3-4 personas me da igual. El problema es cuando se quiere crear una corriente de opinión y extenderla. Pero no ha sido así, creo.

--¿No lo han magnificado el club y usted mismo eso?

--Puede ser. Es posible que en esos momentos en los que las cosas no iban bien haya cometido errores. No pensemos que porque yo tenga mucha experiencia, no me afecta nada. Si me pellizcan, me duele. He gritado más de lo debido y tenía que haber pasado. Pero estaba tranquilo con mi trabajo y sabía que íbamos a acabar bien.

--¿Cuál es su pronóstico sobre el futuro del club?

--No lo sé. No estoy en ese nivel. Me gustaría creer que va a haber baloncesto en Cáceres, que algo que hemos vivido en la segunda vuelta y los 'playoffs' no se va a perder. La gente haciendo la ola en el pabellón, las redes sociales, todo el mundo hablando de basket. Esto es de interés general, igual que se da dinero para hacer museos y muchas cosas. Hay mucha gente a la que le importa esto. Hay mucha gente que vive de esto y se genera riqueza. Los políticos no reparten su dinero, sino el de los ciudadanos que pagamos impuestos. Esa gente quiere baloncesto. Tiene que haberlo. Luego ya que pongan a las personas que tengan que poner. ¿Va a haber menos dinero? Da igual. Con menos dinero haremos cosas.

--¿Ha dicho "haremos"? En el caso de que continuara el proyecto en LEB Oro, ¿hay alguna posibilidad de que renueve?

--No me importaría seguir, pero también sé que se tienen que dar unos condicionantes de que todo el mundo quiera que siga Gustavo Aranzana. No quiero una decisión en la que todo el mundo dude. El respaldo en los 'playoffs' era unánime. No sé si la directiva está contenta. Conmigo no han hablado.

--¿Cuál estima que es el gran problema del Cáceres? ¿Qué necesita para crecer o al menos seguir vivo?

--Se pueden mejorar pequeños detalles sin gastar más dinero. Este año ha sido duro porque hemos tenido que recortar muchas cosas, en viajes y demás. El mayor problema que he notado es que cada año empiezas de cero a nivel táctico. Si se mantiene una base de equipo, sería muy bueno. No pasaría nada por hacer un equipo con menos dinero. Cada año hemos gastado menos y hemos sido más competitivos.