A este paso le tomará cariño a este país. Lewis Hamilton va camino de lograr su primer triunfo en una tierra que un día fue enemiga. Después de tres podios en tres participaciones en España, el inglés logró ayer una pole que silenció las gradas de Valencia. "Me encanta España, su ambiente, los aficionados, me siento feliz aquí", dijo pletórico 10 meses después de su última pole, en el GP de China, y un año después del mal trago en Montmeló. Los recuerdos de la batalla del 2007 con Fernando Alonso se disipan en un tiempo de objetivos menores para ambos. El asturiano no concretó las buenas sensaciones de los entrenamientos libres. Un octavo puesto deja en manos de la fortuna la posibilidad de brindar un podio a sus compatriotas.

El bicampeón dice que no, que nada tuvo que ver, pero en su intento de mejorar la tracción a la salida de las curvas lentas, mecánicos e ingenieros trabajaron para modificar los reglajes del R29. Y el resultado no fue el esperado. Alonso bloqueó exageradamente las ruedas delanteras durante la primera manga de la calificación. El cambio de urgencia en el reparto de frenada fue un parche para evitar problemas mayores. El bicampeón no halló las tres o cuatro décimas que le faltaron para entrar en las dos primeras líneas.

FAROLILLO ROJO Alonso intentó disimular su decepción en un fin de semana al que llegó afectado por la muerte de su abuela. El panorama no invita desde luego al optimismo: "En teoría debemos perder alguna plaza en salida, primero porque no salimos muy bien, y luego porque salimos por la parte sucia. Llegando noveno o décimo a la primera curva hay que arriesgar y ver lo que pasa. No sé si podremos recuperar algo en los pit-stops. Este es un circuito en el que es casi imposible adelantar y dependemos de lo que hagan los demás".

Nada comparado con la bochornosa calificación de Luca Badoer, no por el último puesto del segundo Ferrari, sino porque el italiano, que presume de haber completado más de 150.000 kilómetros de pruebas con los coches rojos, se quedó a un segundo y medio del penúltimo, Jaime Alguersuari, el jovencito que debutó en Hungría con apenas 200 kilómetros en un F-1. Y, peor aún, a 2,9 segundos de su compañero Kimi Raikkonen. "No es una sorpresa ser último. Yo estoy aquí para llevar el coche a la meta, nada más", dijo. Quizá Ferrari se me merezca algo más. Lo peor es que después de tantos años, no se puede esperar mucha mejora en Badoer. No es el caso de Alguersuari. "Sé de lo que soy capaz y teniendo en cuenta que esta es solo mi segunda calificación en F-1, tengo que ser paciente. La diferencia con los pilotos de delante se va reduciendo. Me siento más seguro con el coche", y añadió que se ha fijado como meta "acabar entre los 15 primeros".