El inicio de España en la Eurocopa ha sido prometedor, pero hay que ser prudentes y no lanzar las campanas al vuelo. Esto no ha hecho nada más que empezar. Se ha ganado un encuentro con algo de sufrimiento, pero lo más importante es cómo se ha llegado a este torneo. Hasta ahora, la selección siempre había llegado a las grandes citas con el cartel de favorita, una condición que le ha llevado en cierta medida a subestimar a los contrarios. Ahora es diferente. Nadie habla de estar entre las mejores y eso es importante también para que los jugadores tengan una menor presión.

Tampoco es que Grecia sea un coco para nadie, pero ante Portugal le bastó con su gran poderío físico. Sus jugadores no tienen mucha calidad, pero sí un aguante extraordinario. Supieron sobreponerse al calor y el primer gol les dio oxígeno para el resto del encuentro. Si logran ponerse por delante, los griegos se convierten en un rival muy difícil. Es el gran peligro para España, que debe imponer su mayor calidad.

Tampoco Rusia resultó un rival cómodo, pese a la diferencia de juego con España. Fue un buen partido, con un mayor dominio del combinado de Iñaki Sáez, con excepción de los primeros minutos de la segunda mitad. España jugó bien por las bandas. Vicente rayó a un gran nivel y llevó de cabeza a los defensores rusos, pero faltó el último pase. Cuando Xabi Alonso y Valerón entraron la segunda mitad, se recuperó la frescura y, sobre todo, la conexión con el hombre más adelantado. Ambos hicieron mucho daño.

Los cambios responden a la idea del seleccionador de que puede contar con cualquiera de los 23 jugadores que tiene. Confía en todos y no sería extraño que Xabi Alonso entre por Baraja para el encuentro de mañana. Sería una forma de refrescar al equipo en un competición tan exigente.