«Me acuerdo que hace muchos años, jugando con el Arroyo y cuando íbamos a Madrid, mi hermano el chico se venía en ocasiones en el autobús con un amigo para ver nuestros partidos fuera. Eran muy traviesos, y un día le dieron a la alarma contra incendios en el pabellón. La que liaron…». Ainhoa Ignacio Oroz (34 años) es la hermana mayor de la terna fque completan Asier (29) y Aitor (23). Ella es la única que ha nacido fuera de Extremadura, en concreto en San Sebastián, «aunque con meses ya nos vinimos al pueblo», se apresta a aclarar con desparpajo y orgullo.

Los tres forman una familia, indefectiblemente, de deportistas, aunque profesionalmente cada uno tenga su ocupación y fútbol y voley sean, en realidad, un hobby con el que disfrutar. Hijos de padre arroyano y madre vasca, una es pura historia del club de voleibol, «en el que llevo desde los 5 o 6 años», y los dos varones piezas clave del club de fútbol de Tercera.

«Nuestros padres saben lo que nos gusta esto», asegura Asier, capitán del equipo que hace 13 años, y con el mismo entrenador que ahora, Javier Moreno, debutó en la entidad. «Sí, sí, hace tiempo ya», dice distendido mientras trabaja en el complejo deportivo Casa del Agua, curiosamente al lado del estadio y el pabellón donde los tres ejercen su verdadera pasión.

«A mí me encanta ver a mis hermanos. Estamos muy unidos», dice Ainhoa, que trabaja en una entidad bancaria en Cáceres y dice que la respetan mucho, en tanto que ellos aseveran que a ella le tienen un especial cariño «y es realmente la que manda y a la que hacemos más caso, algunas veces más que a los padres», se escucha afirmar a uno de ellos.

La jugadora de voleibol, que transmite optimismo en cada palabra que pronuncia, no ha llegado a debutar en Superliga por circunstancias meramente profesionales, pero a ella lo que le ha gustado siempre es jugar en el club de su vida, en el segundo equipo ahora, y divertirse en cada entrenamiento, en cada partido, en cada viaje.

Referencias

Por supuesto, los nombres de José Fragoso, «sobre todo», Paco Álvarez, ‘Chusma’ o Adolfo Gómez han significado mucho en su trayectoria, muy similar a la de una de las referentes del club como jugadora: Carmen Castaño, aunque en este caso haya vivido fuera un tiempo.

Aitor añade de su hermana: «es un muy buen ejemplo para nosotros». Este futbolista, alto, peleón y que tiene «mucha calidad y carácter», destaca Pablo Talavera, familia directa de ellos y no menos orgulloso de sus respectivas trayectorias. Talavera es un habitual también de los partidos de cada uno de ellos. El más pequeño de la saga trabaja en las obras del Viaducto del AVE. En lo deportivo, está que se sale, con cuatro goles seguidos que le pueden dar la salvación al Arroyo.

Dentro de la multitud de anécdotas que cuentan que reflejan su condición de deportistas («mi casa cada fin de semana era una locura, ropas para allí, ropas para acá, la lavadora siempre funcionando», dice Ainhoa), se puede apuntar otra muy curiosa: en Navidades forman un equipo que juega un partido de voleibol de carácter lúdico organizado por Adolfo Gómez. «Apuntamos a mi madre», dice la hermana Mayor. En efecto: Lourdes está encantada de formar en el mismo equipo que sus hijos. Porfirio, el padre, «es más de fútbol». No salta a la cancha, pero disfruta mucho.

Ellos muestran su felicidad por el año que están viviendo en un club qpróximo a lograr la permanencia tras conformarse un plantel modesto. Ella, a punto de casarse con alguien, claro, de Arroyo, no está menos contenta. Otro dato interrelacionado con el deporte: la novia de Aitor es María Larrakoetxea, exjugadora del Extremadura Arroyo en Superliga en años anteriores. No, no ha sido su hermana la que les presentó, aclara él. Fue en otras circunstancias. Ella, que vive en Bilbao, llega esta semana para pasar unos días. Ainhoa, Asier y Aitor, la triple ‘A’ de sangre familiar del deporte en Arroyo de la Luz.