La falta de identificación de los ciudadanos para con sus clubs más importantes es un mal endémico de nuestro deporte en los últimos años. En Cáceres, muchos recuerdan con nostalgia los tiempos en los que su club de fútbol estaba íntimamente ligado al desarrollo y al propio día a día en la ciudad. Los que aquí vivíamos estábamos esperando que llegara cada domingo para acudir a la Ciudad Deportiva, primero, y el Príncipe Felipe después. Desde hace muchos años no se vive de la misma manera aquel fenómeno tan bonito y tan identificativo se ha ido perdiendo hasta llegar al actual, en el que apenas unos pocos jóvenes y gente ya veterana que vivió tiempos muy distintos tienen verdadero enganche con el Cacereño. Es lastimoso pero es así, aunque los acontecimientos del último año y medio hacen que a los que aún resisten con su pasión por los verdes merezcan el calificativo de héroes. Y es que el caos se ha instalado definitivamente en la entidad. Y si no, repasen hemerotecas.