No sería ni justo, ni razonable, ni ético, ni presentable, ni decente, ni deseable, ni correcto, ni para nada loable..., que el Spiuk se viese obligado a entregar la cuchara en esa gloriosa lucha que ha protagonizado, y protagoniza, para dar a Extremadura un sitio en el pelotón profesional. Sobre todo porque desde tierras alavesas la apuesta por la escuadra segedana es decidida y valiente y no sería de recibo que nosotros nos quedásemos atrás. Ellos han cumplido su parte del trato subidos en la bicicleta. Ahora la responsabilidad es para los que desde el pie a tierra tenemos la obligación moral de corresponder a su trabajo y a sus éxitos.

*Periodista