ESPAÑA: Zubizarreta (min. 83, Abel), Nando, Juanito, Solozábal, Juan Carlos (min. 83, Moya), Eusebio (min. 46, Giner), Michel, Vizcaíno, Martín Domínguez (min. 68, Luis Enrique), Manolo, Butragueño (min. 86, Ziganda).

RUMANIA: Prunea, Petrescu, Sandoi, Rednic, Zamfir, Sabau (min. 55, Badea), Popescu II, Hagi (min. 64, Vlaicu), Mateut, Balint (min. 86, Kadar), Timofte.

GOLES: 0-1: min. 46, Timofte. 0-2: min. 57, Balint.

ARBITRO: Pinto Correira (Portugal). Amonestó a Sabau (min. 44), Balint (min. 54), Juanito (min. 68) y Nando (min. 88).

Cuenta la leyenda que fue en Cáceres, el 17 de abril de 1991, donde, sin darse nadie mucha cuenta, se estableció una costumbre que se ha fortalecido con el paso de los años: en la interpretación de los himnos nacionales, la afición futbolística de España, a falta de letra para el suyo, canturrea la música. El ya famoso "na na na na nanananana nanana na na nananananana..." no ha podido ser sustituido por nada, aunque resulta imposible comprobar si la gigantesca broma empezó en el estadio Príncipe Felipe en un desastroso partido amistoso ante Rumanía.

Sí se puede afirmar tajantemente que muchos de los 15.000 espectadores que se congregaron aquella noche allí lo hicieron, quizás por envidia a los rivales --que casi siempre tienen letra-- o para añadir más espíritu festivo a un partido histórico, porque era el primero de la selección absoluta en Extremadura, que acabaría con un sabor amarguísimo: 0-2.

Pocas veces un seleccionador ha sido destituido tras perder un amistoso. Luis Suárez --que ya llegaba tocado tras un gris papel en el Mundial de Italia-90-- siempre recordará Cáceres porque fue donde acabó su etapa. En el polo opuesto, debutaron como internacionales cinco futbolistas, el más notable de ellos Luis Enrique, entonces aún en el Sporting.

Quien más triste salió del estadio seguramente fue Manuel Sánchez Delgado, Manolo , que jugaba ante sus paisanos y no pudo marcar uno de los goles más deseados de su carrera.

Extremadura tuvo que esperar ocho años para volver a acoger a España. Fue en Badajoz el 8 de septiembre de 1999, curiosamente hoy justo hace una década, en una apoteósica goleada ante Chipre (8-0) que daba la clasificación para la Eurocopa de Bélgica y Holanda. Luis Enrique, 45 internacionalidades después, seguía en el equipo, pero las grandes estrellas fueron dos jugadores del Athletic: Ismael Urzaiz --tres goles conseguidos en la primera parte-- y Julen Guerrero (otros dos).

Un Nuevo Vivero repleto, inaugurado hacía poco, acogió un choque marcado por el sabor a la venganza. Los españoles se enseñaron con un rival que un año antes les había ganado por 3-2. La anécdota la pusieron miles de insectos que revolotearon todo el partido alrededor de público y jugadores.

El inicio del éxtasis

Iker Casillas levantó en Viena el 30 de junio de 2008 la Eurocopa, pero el viaje hasta ese momento empezó también en Badajoz, el 2 de septiembre de 2006. El estadio pacense repitió, acogiendo el primer partido de la fase de clasificación, y la España de entonces, que todavía no enamoraba, cumplió el expediente con un 4-0 algo corto frente a Liechtenstein.

Habrá que esperar que no se repita lo de los numerosos espontáneos que saltaron en el entrenamiento previo. Y fue, si no media una sorpresa monumental, el último partido de Raúl González como internacional jugado en España. Después llegaron los desastres de Irlanda del Norte y Suecia... y la sorprendente resurrección de La Roja ya sin el madridista. Mañana, otro capítulo para el recuerdo, seguro.