"La vida puede ser maravillosa", decía el malogrado periodista Andrés Montes. Nunca una frase tan simple tuvo tanta aceptación en el argot deportivo, por lo demás lleno de tópicos. Montes, un tipo tan singular como agradecido, entre otras cosas porque, como buen sibarita, ensalzó las virtudes de la gastronomía extremeña cada vez que visitó la comunidad, ha dejado un estilo y una estela muy propios. El deporte, rodeado incomprensiblemente de dramatismo, era para él un divertimento. Para mí, esa ha sido su principal contribución. Montes, también tan criticado por intentar ser diferente, era un ejemplo de profesional distinto, brillante, cercano, instantáneo. Durante estos días se están sucediendo reacciones, lógicamente en positivo, a su prematura muerte. Yo me quedo con su última retransmisión, junto a nuestro ´Míster Catering´ José Manuel Calderón, poniendo el contrapunto en el Eurobasket de Polonia. El deporte está de luto, el periodismo está de luto, el espectáculo está de luto, pero el deporte es maravilloso... sin drama.