Un homenaje a la vida y a los elementos que componen la tierra y "un viaje hacia el sol" forman parte de la ceremonia que marcó el inicio de los XII Juegos Paralímpicos de Atenas 2004, ayer, en el Estadio Olímpico, presenciada por 72.000 espectadores.

Las delegaciones deportivas desfilaron por el estadio, encabezadas por una voluntaria vestida, cada una con un traje blanco diferente de diversas capas, haciendo las veces de una cascada, acompañadas de un interprete de lenguaje sordomudo que indica el país, quienes pese a que no escuchan los sones de los tambores, sentían las vibraciones y el ritmo a medida que avanzaban, en una ceremonia en la que estuvieron presentes el presidente del Comité Olímpico (COI), el belga Jacques Rogge; y el presidente honorario del COI, Juan Antonio Samaranch.

La presidenta del Comité Organizador para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos Atenas 2004, Gianna Angelopoulos-Daskalaki, se dirigió a continuación al público y declaró: "acogemos los valores que resaltan los Juegos y a los atletas que vienen de todos los puntos del mundo y que son los embajadores de esos valores (la fuerza, la belleza, la diversidad, la fraternidad)".

ANIMOS La bandera paralímpica dio la vuelta del estadio en manos de ocho atletas paralímpicos bajo los sonidos del himno interpretado por el instrumento musical santuri y fue izada en el mástil del estadio antes de pronunciarse del juramento paralímpico en medio de una enorme enoción para todos.

Magma, agua, tierra, aire y sol estuvieron representados en la magnífica ceremonia, en la que particiaron 250 bailarines que ensayaron durante 268 horas, utilizando 2.600 uniformes, 19 kilómetros de tela, 60 maquilladores y 96 músicos.

La ceremonia fue posible con la ayuda de 3.000 voluntarios, de los cuales 400 voluntarios actuaron (el mayor de 70 años y el menor de ocho).