Manuel Ríos tenía 31 años. Era bajito, delgado, con gafas y vivía en Cambre (A Coruña) con su compañera Clara, algo mayor que él, y su hija. Solía viajar con el Deportivo y estuvo en la final del centenariazo , aquella en la que el equipo coruñés arrebató la Copa del Rey al Madrid en plena celebración del centenario blanco.

El martes viajó con el Deportivo para presenciar el encuentro de Copa contra el Compos. Fue su último viaje. Murió al ser agredido por unos jóvenes que tenían su misma pasión: el Depor. Ayer, se le practicó la autopsia en el Hospital Provincial de Santiago de Compostela y, hoy, Manuel será enterrado en A Coruña.

ESTRECHAR EL CERCO

La policía ha estrechado el cerco sobre los responsables de la muerte de su compañero. Los agresores de Ríos son también seguidores del Depor, concretamente afiliados a la peña Riazor Blues. Incluso es posible que Ríos conociese a su agresor.

La tragedia ocurrió momentos después de terminar el partido. Ríos, que salía del estadio en compañía de su mujer y varios amigos, sorprendió a varios miembros de Riazor Blues acosando a un aficionado del Compos, menor de edad. Ríos quiso evitar el enfrentamiento y uno de los radicales deportivistas le propinó una fuerte patada. El forcejeo cesó cuando los agresores se percataron de que estaban golpeando a un seguidor del Deportivo. Los seguidores radicales llegaron incluso a disculparse antes de irse.

Momentos después, el joven golpeado empezó a encontrarse mal y sus amigos llamaron a una ambulancia. Pero nadie pudo hacer nada para evitar su muerte. La patada le destrozó el hígado, provocándole una insuficiencia hepática.

La noche en San Lázaro ya empezó con mal pie. Las fuerzas de seguridad aseguran en su informe que unos 300 radicales de Riazor Blues lanzaron al campo dos bengalas encendidas. Luego tiraron "monedas, botes de bebida y botellines de cristal".

Las escenas violentas se recrudecieron cuando la policía reforzó la zona. Entonces empezaron a llover objetos arrancados de los lavabos, desde "puertas, azulejos y piedras" hasta "un sanitario", además de "centenares de asientos" arrancados de las gradas. Recuerdan los policías que los radicales también lanzaron escombros por las ventanas del estadio "con grave riesgo para todos los transeúntes". Tres agentes, el concejal del PP en Santiago, Jacobo Pérez, quien también intervino para intentar apaciguar los ánimos, y el inspector jefe del Dispositivo de Seguridad Policial resultaron heridos en los incidentes.