El Cáceres ganaba de 20, 30 y 40 puntos el sábado, pero no quería parar. El Araberri se convirtió en el saco de golpes sobre el que descargar una frustración que todavía sobrevuela el vestuario: la derrota en el estreno hace dos semanas frente al Zortnoza. Había que destrozar, había que empezar a gustar a una hinchada menguada, pero animosa. Y había que empezar también a gustarse, a refrendar en los partidos el trabajo que se hace en los entrenamientos.

"Ha sido un partido muy completo en cuanto a nivel de juego y también estadísticamente. Haber dado 23 asistencias, robado 13 balones y perdido solo 9 te dice que hemos jugado bien a nivel colectivo", destacó el entrenador verdinegro, Ñete Bohigas, que detectó una gran mejoría en los suyos.

"Excepto en el partido de Zornotza, en el que no fuimos nosotros, llevamos una buena línea", añadió. Eso sí, un detector interno de euforia le tuvo que hacer matizar inmediatamente: "Esto no es para lanzar las campanas al vuelo. Hay que seguir trabajando y mejorando cosas", dijo.

Pero era difícil no destacar los méritos de su equipo, que venció por un rotundísimo 100-57, una de las victorias más amplias en la historia del club. "El equipo se siente más seguro cuando en defensa está fuerte. Eso nos hace correr y anotar con más facilidad", añadió Bohigas, que destacó la dificultad añadida que había tenido el choque al acumular faltas muy pronto dos interiores como Brandon Sebirumbi y Rolandas Jakstas. Sin embargo, la experiencia de situar a Carlos Toledo como '4' no salió mal, pese a que hubo problemas en el rebote defensivo (el Araberri capturó 18 ofensivos, la única estadística en la que superó al Cáceres).

Arranca una semana larga, ya que hasta el domingo (19.00 horas) no se disputa el próximo encuentro. Será en la pista del Marín Peixegalego, en el que sigue militando un viejo conocido que fue cortado la pasada temporada: Garfield Blair. Los dos conjuntos llegarán igualados con el mismo balance (dos victorias y una derrota).