Rafael Nadal inicia su periplo como número uno del mundo, con la medalla olímpica colgada al cuello tras vencer en Pekín 2008 y con la nueva misión de emprender la defensa de su condición, que emprenderá dentro de una semana en el Abierto de Estados Unidos.

Nadal, que partió este lunes ya desde Pekín hacia Nueva York para aclimatarse y preparar el cuarto y último Grand Slam del curso, tiene ante sí cuatro meses para resguardarse en la cima del ránking y finalizar así, el 2008, como primera raqueta del circuito.

Da la circunstancia de que sus dos únicos antecesores españoles lograron situarse en las alturas de la clasificación mundial en Estados Unidos. Juan Carlos Ferrero mantuvo el número uno del 2003 durante dos meses en las semifinales del Abierto de Estados Unidos. Después de ganar al estadounidense Andre Agassi. Carlos Moyá, que sólo lo pudo resguardar dos semanas, lo adquirió en Indian Wells tras lograr la victoria ante el brasileño Gustavo Kuerten.

El pulso entre Rafael Nadal y Roger Federer, aspirante ahora a recuperar el cetro mundial, se mantendrá hasta el final del año. El Abierto de Estados Unidos y los dos últimos Masters Series del año, en Madrid y París, despejarán el panorama a final de año, antes de que concluya con la Copa Masters de Shanghai.

Aparentemente, la situación favorece al balear, que aventaja en 770 puntos al helvético y debe defender menos puntos en este tramo. Nadal perdió en octavos de final del Abierto de Estados Unidos, ante David Ferrer. Llegó a cuartos de final del Masters Series de Madrid y a la final del de París. En la Copa Masters fue semifinalista.

Más exigencias tiene el helvético que, favorecido por su destreza en pista dura, disfrutó de un buen final de año. Ganó el Abierto de Estados Unidos, fue finalista en Madrid y, aunque no pasó de octavos en París, ganó en Shanghai. Entre medias, Federer tendrá que defender el título de Basilea o compensar los puntos de ese torneo con otro de similar categoría.