Quién me iba a decir que, a mis 88 años, me metería en este laberinto de escribir sobre deportes, pues ya hace más de 65 que comencé en estas lides. Entonces la guerra lo justificaba, ahora...

En aquellos tiempos me quejaba de la falta de medios en Cáceres para practicar tantos los deportes en boga, como aquellos que iban surgiendo en el nuevo ambiente. Jugábamos al fútbol, algo de baloncesto y poco más, naturalmente insuficiente para los aficionados que pedíamos más y más, entre otras cosas lugares donde llevar a efecto deportes más o menos sofisticados que iban apareciendo, además, claro está, de los ya conocidos, pues nos apenaba ver tanta juventud en paro forzoso por esta causa.

En lo que nos ha sido posible y mientras lo hemos podido hacer, se han seguido pidiendo y afortunadamente creo que han sido oídas estas ayudas, pues Cáceres cuenta hoy con gran número de equipos deportivos de estas ramas modernas y pistas para llevarlas a cabo: rugby, tiro con arco, tenis de mesa y un sinfín de otros deportes de nombres enrevesados que no me atrevo a mencionar por no ´meter la pata´ al pronunciarlos.

Da verdadera pena ver tanto pabellón y pistas cubiertas o al aire libre en ocasiones, en que muy bien pudieran estar abarrotadas de jóvenes practicantes sacándoles el jugo para lo que fueron pensadas, pues afortunadamente las autoridades respondieron magníficamente a nuestras solicitudes. Pero ahora estamos fracasando (vosotros que no yo), pues más de dos veces he sentido pena de ver esto y aquello, es decir, la falta de medios y la sobra de ellos.

No sé si será culpa de las juventudes modernas que derivan hacia otros caminos o que los encargados de encauzarlos se encuentran en baja forma o faltos de confianza. Por si de ésto se tratara, me permito recordarles que con las carencias que enumero, sin forzarme mucho, se han conseguido numerosos y muy importantes trofeos: campeonatos regionales, nacionales e internacionales, alguno que otro europeo, mundiales y olímpicos, cosa que los años enumerados de carencia nadie podría pensar y que ahora en tiempos de bonanza nos atrevemos a lamentar.

Así es que, por favor, no dejemos pasar esta ocasión y por los que procedan, se pongan en marcha sus aficiones, cualidades y amor por el deporte que los distingue y hagan que, si Cáceres sin nada consiguió que se contara con ella en competiciones de toda índole, se le llegue a respetar en todas ellas.

Mi mejor homenaje, si es que lo merezco, sería que esas instalaciones se vieran utilizadas cada día y que los entrenadores de cada deporte pusieran su saber y que a Cáceres no se la siga teniendo como mera participante sino que se la tuviera como enemigo a vencer en todas las finales. Vayan estos mis deseos como último regalo a esta mi querida Cáceres para sus actuales rectores deportivos, en quienes confío. Un abrazo para todos y deportistas en general.