No quiero que nadie piense que no puedo anotar. Puedo anotar si yo quiero"). Esa leyenda encabeza la página oficial de internet de Michael Jeffrey Jordan. Esa leyenda define el espíritu del mejor jugador de baloncesto de la historia, que puso la pasada madrugada fin a su carrera en Filadelfia a los 40 años y 58 días. Jordan se despidió por tercera vez en la NBA, y ésta es la definitiva, según dice. El baloncesto se queda huérfano de un atleta que en las dos últimas décadas ha sido mucho más que un deportista para convertirse en un icono de la juventud mundial.

"Primero está Michael, luego estamos todos los demás". No lo dijo un don nadie, precisamente. Earvin Magic Johnson pronunció esa frase y explica la dimensión adquirida por un jugador que desde que llegó a la NBA en 1984, tras proclamarse campeón olímpico en Los Angeles contra España, no dejó de sorprender por sus condiciones técnicas, físicas, sentido del espectáculo y carácter competitivo. Inigualables.

AMOR AL JUEGO

Alimentó una leyenda fraguada en seis anillos de campeón con los legendarios Chicago Bulls, innumerables récords y galardones, y un tremendo impacto económico y deportivo en la NBA como nadie había conseguido antes, y probablemente nadie consiga jamás. Retirado por primera vez en 1994, tras el brutal asesinato de su padre, Jordan volvió a despedirse en 1998, cuando ya se había colocado el sexto anillo. En ese momento, con 35 años, parecía haber escrito la última página de su carrera. Sólo lo parecía. Su espíritu competitivo, una vez más, y el vacío que había dejado en una NBA que perdía audiencia provocaron una tercera etapa.

"Vuelvo por amor a este juego". Jordan reaparecía con casi 39 años y con una nueva camiseta: la de los Washington Wizards. Nuevos horizontes, nuevos retos y nuevas ilusiones. No todos cumplidos. Los Wizards no se han clasificado para el play-off en ninguna de las dos temporadas. En la primera, una operación en la rodilla sólo le dejó jugar 60 de los 82 partidos. En la segunda sí los ha podido disputar todos, y muchos de ellos a un gran nivel, como el pasado 1 de febrero cuando anotó 45 puntos contra los Hornets. Acaba el curso con más de 20 puntos de media y más de 37 minutos por partido. Cifras de estrella. Es el mejor jugador de 40 años.

VUELTA A LOS DESPACHOS

No ha sido suficiente esa condición para prolongar la temporada hasta el play-off. No ha tenido Jordan la ayuda de sus jóvenes compañeros, la mayoría reclutados por él mismo cuando ejercía de presidente de operaciones de baloncesto en los Wizards, cargo que retomará con toda probabilidad. Básicamente lo hará para no alejarse de la NBA un hombre que tenía el pasado año una fortuna estimada en unos 408 millones de dólares, según la revista Fortune. Construir un equipo ganador será su próximo reto.

Ese deportista mereció en su último partido en casa, el lunes en Washington (derrota ante los New York Knicks por 79-93 con 21 puntos y 8 rebotes) que los aficionados le ovacionaran de pie, cuando se fue al banquillo, durante dos minutos hasta el final del partido. El primero de ellos fue Donald Rumsfeld, el secretario de Defensa, que le entregó como homenaje la bandera que ondeaba en el Pentágono el pasado 11 de septiembre, un año después del atentado a las Torres Gemelas. Un icono de EEUU no podía tener, en estos tiempos, otro regalo de despedida. "Estoy orgulloso de haber jugado contra él", ha dicho Pau Gasol.