Uno desea quedarse y el otro desea volver al Barça. Así andan desde hace semanas Zlatan Ibrahimovic y Cesc Fàbregas, atenazados por la incertidumbre, dando vueltas sobre su futuro azulgrana. Los dos tienen un pie en el Camp Nou, y ninguno acaba de colocar el otro, sin que el panorama se aclare, por mucho que los dos proclamen cada dos por tres que quieren jugar en el conjunto de Pep Guardiola la próxima temporada.

Han vuelto a hablar para que quede constancia de cuál es su voluntad. "Soy jugador del Barça y continuaré siendo jugador del Barça, tengo un contrato de cuatro años", aseguró ayer Ibrahimovic en Oslo, horas antes del primer amistoso de la pretemporada. Ni siquiera el negro panorama que se le presenta ante sí, carente de la absoluta confianza de Guardiola, perdida tras un año irregular, y con la llegada de David Villa, otro delantero, que aumentará sus estancias en el banquillo. Tal vez fuera sintomático (o no), pero en el estreno de ayer frente al Valerenga, fue suplente.

CULE Y SOCIO No es mucho mejor el panorama de Cesc, porque pertenece al Arsenal. El club inglés se niega a desprenderse de él. Es su capitán, y la principal figura de una plantilla que ha ido perdiendo sus nombres más rutilantes. Hace tres meses dijo que quería regresar al Barça, siete años después de su marcha, y no ha cesado en su empeño de conseguir que Arsène Wenger le abra la puerta.

"Soy del Barça, soy socio, soy catalán y siento estos colores desde pequeño", afirma Cesc en una entrevista concedida a la revista de la cadena de gimnasios DiR, y que apareció ayer. Con el eco de esas declaraciones aterrizó el centrocampista en Londres. Ha interrumpido sus vacaciones --debe volver a los entrenamientos del Arsenal el 5 de agosto-- para hablar otra vez con Wenger. Le repetirá lo mismo que le dijo hace un par de meses, con la esperanza de que su entrenador se apiade de él.

En la capital inglesa está prevista una cumbre entre los dos clubs para resolver el traspaso. Se espera que Sandro Rosell y/o Josep Maria Bartomeu, el vicepresidente deportivo, viajen este fin de semana para entrevistarse con los dirigentes del Arsenal. Antes, sin embargo, firmarán el contrato de Andoni Zubizarreta como director técnico un mes después de que haya empezado a trabajar para el club.

El Barça de Joan Laporta ofreció al Arsenal 35 millones por el fichaje de Cesc, recibiendo la callada por respuesta. Rosell no podrá pagar más de 45 por el maltrecho estado de la economía azulgrana, según reveló la auditoria encargada de revisar las cuentas de la junta anterior.

Una de las labores de Zubizarreta es gestionar la nueva situación de Ibrahimovic en la plantilla. El año pasado era el fichaje estrella. Ahora es discutido. El Barça, oficialmente, no ha colocado al sueco en venta. Pero, virtualmente, está en el mercado. A pesar del delantero, que se aferra al contrato que firmó el año pasado para sustituir a Samuel Eto´o en la delantera culé.