EXTREMADURA 0: Toni García; Jairo, Dani Fragoso, Lolo, Zamora (Nandi, M. 72); Roberto, Pedro José, Samir, Zurdo (Capi, M. 46); Manuel (Pichi, M. 62) y Rubenilson.

VECINDARIO 2: Lampón; Carreño, Yanes, Pablo, Chano Ramos; Jon; David García, Robaina (Alex Santana, M. 75), Jero, Yeray (Marcelino, M. 86) y Iván Martín (Moisés, M. 81).

GOLES: 0-1 M. 22: Yeray. 0-2 M. 52: Robaina.

ARBITRO: Pérez Montero (Andaluz). Sin influir en el marcador, estuvo horrible (0). Expulsó a Jairo, por doble amarilla (58´ y 63´), y amonestó a Robaina, Roberto, Capi, Carreño y Lolo.

Ganar, empatar o perder tiene por fuerza que formar parte del guión de cualquier colectivo que tome parte en una competición. Pero rozar el ridículo es argumento bastante distinto. El Extremadura volvió a caer en la matinal de ayer ante el Vecindario (0-2) y, por encima de tópicos como la maldición canaria o el verdugo de la Copa del Rey, hay que buscar en una impotencia tan demoledora como absoluta el argumento con el que explicar el desaguisado. El bloque almendralejense ni supo ni pudo con un rival de medio pelo, que le tiene cogida la medida y que, si no sonase a hiriente ironía por cómo se encuentra el césped del Francisco de la Hera, se podría decir que tiene en Almendralejo terreno abonado para sus éxitos.

Cisqui, que tiene los mimbres que tiene y al que nadie puede discutir su mejor intención, insistió con Lolo en el centro de la zaga y terminó por minar dos línea sin ser capaz de corregir alguna. Sin el almendralejense en el eje creativo su equipo literalmante se rompió en dos trozos. Con una zaga no demasiado eficiente y una delantera sin mordiente alguna cara al gol.

LAS ARMAS DEL VECINDARIO

Ante tanta impotencia, el Vecindario sólo tuvo que repetir su papel de la Copa. Hacer lo justo, tener paciencia y perder todo el tiempo del mundo ante la permisibidad del colegiado y hasta de los jugadores locales que debieron reivindicar más ante el despistado trencilla . Así las cosas, sólo faltaba que Yeray quiese celebrar su flamante paternidad, su mujer dio a luz la madrugada anterior, y abriese el marcador. Lo hizo tras un error, el enésimo, de la zaga local y mientras Pedro José contemplaba como remataba sin oposición alguna.

Como en ejercicios precedentes, ahí mismo acabó el Extremadura, incapaz de reaccionar y absolutamente hundido en la miseria de sus limitaciones. Ni siquiera las bandas dieron los frutos de otras tardes. Es más jugadores como Zurdo, decisivos en partidos anteriores, pagaron la movida semana vivida en el seno azulgranas con acusaciones de salidas y rectificaciones inmediatas. El gaditano tuvo que ser sustituido. Pero sus compañeros no evidenciaban un nivel muy superior mientras la grada pedía el fin del suplicio y del partido.

Todavía quedaba más sangre para los sufridos seguidores azulgranas. Robaina inventó un segundo golazo, desde el borde del área y buscando la escuadra (m. 52). Luego el propio Robaina tropezó con el poste en un lanzamiento de falta con toda la intención (m. 65).

Hubo seguidores que no esperaron siquiera a que finalizase el encuentro y optaron por desfilar. Y es que la afición, más que nada, anda resignada.