AD Extremadura: Juaki, Almeida, Rubén Cala, Bole, Sergio --cinco inicial-- Javi Cala, Pablo Angel, Diegui, Iván Vázquez, Chedi.

UPV Maristas Valencia: Gascó, Silami, Jordi Lledó, Márquez, Tamarit --cinco inicial-- Borja Milán, Juanjo, Charlie Cebriá, Bosch.

Goles: 0-1: min. 5, Jordi Lledó, de penalti. 1-1: min. 8, Pablo Angel. 2-1: min. 9, Chedi. 2-2: min. 12, Silami. 2-3: min. 19, Márquez. 2-4: min. 34, Jordi Lledó, de doble penalti. 2-5: min. 37, Jordi Lledó, de doble penalti. 2-6: min. 39, Bosch.

Arbitros: Cotes García y Elena Pedrós (Sevilla). Amarillas a los locales Sergio, Pablo Angel y Juaki y al visitante Tamarit.

Incidencias: Décima jornada de la División de Plata de fútbol sala. 120 espectadores en el Pabellón Ciudad de Cáceres.

Diez jornadas ligueras y la AD Extremadura sigue sin ganar. Vuelve a situarse colista de la División de Plata, a nada menos que siete puntos de la zona de salvación. Tras la nueva y poco discutible derrota de ayer ante el UPV Maristas de Valencia (2-6), el panorama se ennegrece para el máximo representante regional en fútbol sala.

Es posible que los cacereños no den para más, que hayan configurado un equipo demasiado inexperto y débil físicamente como para competir en una liga que sigue siendo exigente. Su jugador más fiable, Marcelo Almeida, ya no está por edad para jugar tantísimos minutos. Y los fichajes foráneos como los hermanos Cala tampoco están resolviendo gran cosa. Nano Maroño tiene muchísimo trabajo para sacar al equipo de tan difícil tesitura.

El UPV fue mejor en todos los aspectos sin paliativos, por mucho que las protestas locales contra el arbitraje se reprodujesen a lo largo del choque. Empezó y terminó marcando, aunque la AD Extremadura tuvo la oportunidad de engancharse al partido en un par de minutos inspirados con los tantos de Pablo Angel y Chedi que situaban el 2-1. Era el minuto 9 y los valencianos mantuvieron la calma para volver a hacerse con las riendas. Al descanso, la situación ya había vuelto a saber a lógica (2-3).

Un aspecto en el que la AD Extremadura suele naufragar está relacionada con el tamaño de sus futbolistas, casi todos ellos menudos y ligeros. En los choques cuerpo a cuerpo con los rivales salen despedidos. En ese sentido se echó mucho de menos ayer al sancionado Juanqui.

Cuando precisamente por esa inferioridad física el equipo de Maroño alcanzó el cupo de faltas en la segunda parte, llegó el momento de los dobles penaltis. Jordi Lledó no perdonó en dos consecutivos (mins. 34 y 37), sentenciando un encuentro que se había vuelto demasiado previsible. Y la próxima jornada, visita al líder, el Gáldar.