CACERES PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD: José Marco (11), Brandon Sebirumbi (2), Añaterve Cruz (15), Carlos Toledo (2), Fernando Fernández (12) --cinco inicial-- Guillermo Corrales (3), Rolandas Jakstas (6), Richard Nguema (7), Luis Parejo (8), Mansour Kasse (4).

SAMMIC ISB: Brandon Garrett (14), Ander Arruti (8), Ibon Guridi (4), Bernat Camarasa (7), Michael Mayer (10) --cinco inicial-- Xabi Oroz (4), Paulius Vaitekunas (10), Imanol Zubizarreta (0), Jon Ugarabe (2), Carlos Iradier (0).

MARCADOR POR CUARTOS: 17-16, 38-24 (descanso), 46-36 y 70-59 (final).

ARBITROS: Zamorano y Zamora.

Sábado muy feliz para el Cáceres Patrimonio de la Humanidad, que no solamente ganó su encuentro ante el Sammic ISB (70-59) sino que se vio beneficiado por la derrota del hasta ahora líder en solitario, el Amics de Castelló, en Cambados (71-67). Extremeños y levantinos llegarán igualados a su final por el ascenso del próximo viernes en Castellón. El que gane tendrá un buen trecho recorrido hacia el acceso directo a la LEB Oro.

La cita del Multiusos recordó bastante a la de hace una semana ante el propio Cambados. El conjunto de Ñete Bohigas se fue en el marcador cuando y como quiso, pero luego se complicó innecesariamente la vida y se vio obligado a remar de nuevo para asegurar el pronóstico.

Los buenos y los malos síntomas se mezclan en este equipo con una facilidad pasmosa. Tiene una rotación muy amplia, no parece depender exclusivamente de nadie y acredita rachas de juego atronadoras, pero en ocasiones se marcha de los partidos con una facilidad indignante.

De hecho, el inicio fue ya algo frío por parte de los locales, a los que les costó demasiado encontrarse a gusto ante un rival que, no hay que olvidarse, solamente ha ganado uno de sus últimos catorce partidos. No pareció tan mal equipo el anteriormente denominado Azpeitia Azkoitia, pero sí limitado en muchos aspectos importantes, como el tiro exterior (solo un triple acertado de 14 intentos en total).

La ventaja cacereña al final del primer cuarto era mínima (17-16). La respuesta desde el banquillo fue alinear al unísono a una pareja que va a dar mucho que hablar a nivel defensivo, la formada por Guillermo Corrales y Richard Nguema. Ambos suponen un muro importante en la primera línea, provocando muchos errores al rival y dándole velocidad al juego ofensivo a base de contragolpes.

Los resultados no se hicieron esperar. Un robo de Nguema con canasta elevaba el parcial a 8-0 (25-16, min. 13), pero no se podía parar ahí, porque el Sammic daba por entonces serios síntomas de debilidad.

LA 'PAJARA' El 38-24 al descanso auguraba un segundo tiempo bastante tranquilo. Todo fluía en el Cáceres, que alcanzaba una máxima ventaja de 46-27 a los tres minutos de la reanudación.

Llegó entonces un momento desagradable al máximo, y conocido muy recientemente ante Marín --que se pagó con derrota-- y Cambados. El conjunto de Ñete Bohigas se desconectó inexplicablemente, sobre todo en ataque, y no volvería a anotar hasta ya entrado el último cuarto. La zona del Sammic se le atragantó, sin más.

Fueron casi nueve minutos de una terrible sequía --de ideas y de acierto-- que supone una seria advertencia. Otra más. Y probablemente algo así se pagará caro ante equipos menos benevolentes que el Sammic, como el propio Castelló.

En ese tiempo, Brandon Sebirumbi era eliminado. Ayer completó un partido horrible (2 puntos y 2 rebotes en apenas 8 minutos, además de las 5 faltas). Se le necesita para aspirar a algo más que a ser segundos. Y eso que, aseguran, es el interior que mejor entrena con diferencia. Pero le falta algo.

Los vascos no lo aprovecharon demasiado. Sí se pusieron a seis puntos (46-40, min. 32), pero entre medias fallaron muchas posesiones y algunos tiros libres que hubiesen puesto el marcador mucho más apretado.

Los nervios empezaron a dispararse hasta que Fernando Fernández, por fin, anotó una canasta. Fue suficiente para que el Cáceres volviese a sentirse mínimamente a gusto.

Ya no habría más relajaciones, más desconexiones, más tonterías. El acelerador volvió a ser apretado a tope y regresaron, sin mucho esfuerzo, buenos márgenes en el electrónico. Añaterve Cruz cogía la responsabilidad, lo mismo que un José Marco que, hasta entonces, había estado menos inspirado de lo que en él es habitual.

Concluyeron así otros 40 minutos en esta temporada regular cuya buena parte de la nota final se juega dentro de cinco días. Pero en Castellón no bastará con jugar dos cuartos y pico. Es una lección que hay que aprender.