No pasará la temporada 2003-04 a la historia del fútbol emeritense por lo positivo. Todo lo contrario. Un descenso deportivo y una crisis económica sin solución cercana han llevado a la depresión a la Unión Deportiva Mérida, que sin embargo recibió ayer una alegría barnizada de futuro. Su equipo infantil se proclamó campeón de Extremadura al imponerse en la final, disputada en Almendralejo, al Cacereño, otro histórico que anda en horas bajas y que confiaba en este partido como vía para endulzarse el fin de curso.

El Mérida salió mucho más decidido a por la victoria. Prueba de ello, cuando sólo habían transcurrido 30 segundos de partido, Carlos Monge marcó el 1-0. La reacción cacereña fue inmediata, pero sin suerte: un minuto después, los verdes fallaban un penalti que hubiese supuesto el empate.

Psicológicamente, ese arranque pareció afectar a unos y otros. El Mérida lo tomó para aumentar su optimismo y así, Popo logró el 2-0. El Cacereño se acercó en el marcador por mediación de Iván, pero estaba claro que la final tenía sabor romano , porque poco después Portales hacía el 3-1.

En la recta final del choque, el Cacereño volvió a acercarse por mediación de Ayllón. Fue inútil. Carlos Monge cerró el partido tal y como lo abrió y estableció el 4-2 definitivo.

Buen ambiente

El campo de césped artificial del Polideportivo Tomás de la Hera de Almendralejo acogió un enfrentamiento en el que se vieron buenas maneras. También resultó positivo el ambiente en la grada, ya que un buen número de aficionados --la mayor parte, familiares de los jugadores-- llegaron procedentes de Mérida y Cáceres.