Se abre el telón de una nueva temporada futbolística y para los extremeños lo hace con perspectivas positivas, a tenor de los resultados de los equipos históricamente más importantes, en este caso en Segunda B.

El año se presenta con no pocas incógnitas y será importante calibrar qué respuesta se dará desde la grada. La comunidad ha dejado de contar con representante alguno en las dos más importantes categorías del fútbol nacional, lo cual no ocurría desde hace más de una década. Son tiempos duros para los más fieles aficionados, ya acostumbrados a lo bueno, que ahora tendrán que conformarse, cuando menos, con la categoría de bronce. Y menos mal que tenemos seis clubs en Segunda B, después de que varios de ellos (Badajoz, Mérida e incluso Cacereño) hayan peligrado en un verano especialmente caliente, también en los despachos de los directivos.

No tenemos más remedio que olvidarnos de los lujos. Y dentro de nueve meses, veremos si volvemos a soñar con asistir, cuando menos, a partidos de Segunda División.

Será un año en el que no podremos ver ya a Javi Sánchez, el internacional cacereño que anunció su retirada de las pistas del fútbol sala. Por cierto, se me ocurre una reflexión final: no entiendo qué tiene que hacer un deportista para recibir una Medalla de Extremadura. Si hay alguien que se lo merecía este año, ése era Javi.