De nuevo lo mismo de todos los años. Ciertos clubs de nivel de la comunidad atraviesan, sistemáticamente, momentos muy delicados cada temporada, sobre todo cuando ésta avanza hacia su final. ¿El problema? Que no tienen liquidez para hacer frente a los pagos, entre ellos los de sus plantillas. Ahí está un ´clásico´ en estas lides, la AD Extremadura de fútbol sala, una de las entidades más históricas del deporte regional que, cada campaña, se las ve y se las desea para concluirla ´vivo´. No sé cuánto resistirá más. Su presidente, Fermín Naranjo, destila optimismo cuando, año tras año, escucha que va a percibir las subvenciones a tiempo para hacer frente a las nóminas. Después se ve defraudado por políticos --también en los que él creía a ciegas, qué inocentón-- y tiene que rascarse su propio bolsillo para seguir ´sobreviviendo´. Los futbolistas acumulan meses sin cobrar, y ahí continúa Naranjo, erre que erre, tirando del carro. Son unos sufridores él y gente de su entusiasta perfil. No sé si merece la pena el esfuerzo. O sí: claro que no lo merece.