Empieza lo bueno. La Segunda División B arranca para los equipos extremeños esta tarde en Lepe, donde el Cacereño visita al San Roque --un recién ascendido-- a las 20.00 horas. 38 jornadas por delante y todo por escribir, aunque de momento, en el caso de los verdes, los renglones transmiten cierta inseguridad.

No lo niega su propio entrenador, el debutante Aitor Bidaurrázaga. El banquillo quizás le ha llegado a este carismático exfutbolista como un caramelo envenenado: la plantilla es más barata que en anteriores campañas y ni siquiera se ha completado, lo que le preocupa extraordinariamente. La sensación general es que, si no hay giro radical de por medio, tocará sufrir.

"Lo ideal es, en vez de tener 18 fichas como ahora, tener 20 o 21, ya desde hace tres o cuatro semanas, pero no ha sido posible. El club sigue trabajando en intentar incorporar gente. Durante la pretemporada hubiésemos tenido que tener la plantilla cerrada y luego intentar algún refuerzo, pero no podido ser. No es lo normal, lo habitual", dijo ayer en el Príncipe Felipe.

A Bidaurrázaga no le valen siquiera algunos de los hombres con los que ha estado trabajando estas últimas semanas: Rubén Rivera se marchó el jueves ("se veía con pocos minutos y le ha salido la opción de volver a su casa, a Talavera. Quizás se plantee la vida de otra manera"). y a Delvin Pinheiro, el lateral holandés firmado en mayo por sorpresa, no le ve con el nivel suficiente. No tendrá ficha. Para mayor complicación, el pase internacional de Toto no ha llegado y no podrá jugar hoy.

Tampoco parece que el holandés Rupi, que está a prueba, vaya a quedarse: "Complicado. No es sub-23. Nos quedan dos fichas libres. Si se incorpora algo interesante y se ocupan esas fichas, no se podrá quedar. Tiene calidad y buenos movimientos, pero no domina el idioma. Tenemos problemas para comunicarnos con él y no sabemos cómo puede ir en Segunda B".

La nostalgia amenaza al Cacereño. José Gaspar, Checa, José Ramón, Jairo, Dani Pérez... Las bajas han sido muchas y de peso. "A cualquier entrenador de Segunda B le gustaría tenerles, pero no me vale de nada acordarme de los que no están", agregó el técnico.

ORGULLO Sin embargo, no es el vasco de los que agacha la mirada ante las dificultades. "Para lo que tenemos, creo que llegamos bien. Justos de efectivos, como durante toda la pretemporada, pero llegamos bien. Vamos con 16 jugadores que están mentalizados para traerse la primera victoria", apuntó.

Aun deseando más material ofensivo ("es lo que más nos está faltando: profundidad, finalización, jugadores que puedan hacer gol, que creen peligro") considera que "a nivel defensivo el equipo está bien armado, aunque hayamos cometido errores".

Para Bidaurrázaga, "el primer objetivo es ganar en Lepe". A partir de entonces, proclamó que no va a "vender humo ni a engañar a la gente". "Con una plantilla tan corta y sin cerrar cuando empieza la competición nos tenemos que centrar en sacar los puntos necesarios para salvar la categoría. ¿Que nos viene en la jornada 30? Fenomenal. Pero con el recorte a nivel económico de la plantilla, los objetivos tienen que estar bien claros, sin renunciar a nada", explicó.

Para esa salvación hay que empezar sumando pronto. "Los puntos que te dejas en las primeras jornadas te pasan factura. Ante San Roque, Almería B y El Palo tenemos que sacar un buen bagaje. A los jugadores los veo motivados", deseó.

EL RETO PERSONAL El de hoy será un día especial para Bidaurrázaga. Debutará oficialmente en el banquillo del equipo de una ciudad que le acogió por primera vez hace casi 20 años y en la que ha fundado una familia.

¿Qué siente? "Lo primero, muchísima responsabilidad. Me considero un hombre de la casa. Tengo una ilusión tremenda. Sabemos que hay dificultades en lo económico y que la plantilla quizás no haya sido todo lo ilusionante para el aficionado de Cáceres, que es exigente. Lo único que digo es que vamos a dar todo el sacrificio posible. Lo único que pido a la gente es que esté con el equipo".