ESPAÑA: (26+23+15+18) Rubio (5), Navarro (8), Rudy (14), Garbajosa (2) y Pau Gasol (18) --equipo inicial--, Cabezas (8), Reyes (3), Mumbrú (9), Marc Gasol (6), Llull (9) y Claver (0).

GRECIA: (21+19+11+13) Bourousis (11), Zisis (6), Spanoulis (7), Fotsis (8) y Perperoglou (2) --equipo inicial--, Schortsanitis (5), Printezis (7), Kalampokis (0), Calathes (10), Glyniadakis (4), Kaimakoglou (0) y Koufos (4).

ARBITROS: Guerrino Cerebuch (ITA), Ilija Belosevic (SRB) y Robert Lottermoser (ALE).

INCIDENCIAS: Semifinal del Eurobasket. El secretario de Estado para el deporte, Jaime Lissavetzky, presenció el partido.

De nuevo en una final. De nuevo a un paso de la cima. La selección se ha acostumbrado a no faltar a la cita. Igual que hace un año en los Juegos. Igual que hace dos en el Eurobasket. Como hace tres en el Mundial de Japón. Cuatro finales en cuatro años consecutivos. Casi nada. Así, a ritmo de récord, funciona la España de la ÑBA. Así de ambiciosa e insaciable es esta generación de oro que ayer barrió de la cancha a Grecia, otro rival de renombre, con la misma facilidad que si de un grupo de recién llegados se tratara. Ñam, ñam. De dos bocados rápidos.

No hubo incertidumbre. Ni siquiera un segundo de emoción, porque desde el primer instante la selección marcó las reglas del juego. Hubo un equipo superlativo en la cancha y otro que bailó al ritmo que le tocaron.

Con esas impecables credenciales se presentará hoy España en la final frente a Serbia (21.15, La Sexta), uno de los dos rivales que le ha ganado en Polonia y que ayer tumbó a Eslovenia tras una prórroga (96-92) con un recital de una nueva estrella llamada Milos Teodosic, autor de 32 puntos, con seis triples. Habrá que vigilarle de cerca, aunque parece que España ya ha tenido su cuota de derrotas en tierras polacas, una de ellas ante Serbia.

El grupo de Scariolo parece decidido a vengar la canasta de Rusia en Madrid de hace dos años que les arrebató, a dos segundos del final, un título que parecía hecho a su medida. Aquello es una espina clavada. Esta vez, el equipo está decidido a no dejar pasar su oportunidad y ayer, a pesar de la exhibición ante Grecia, hubo algunos gestos de alegría. Pero ni la más mínima euforia. Los jugadores saben que aún les queda el partido más difícil para completar su misión, y esa no es otra que llevarse el oro de Polonia.

España volvió a deslumbrar. Brilló en defensa, aplicó una intensidad que apabulló a Grecia. Y además se permitió el lujo de hacerlo con un quinteto de suplentes en el último cuarto, dando descanso a piezas clave como Pau Gasol y Rudy, tras tener un papel fundamental. Pau solo estuvo 20 minutos en pista y logró 18 puntos y 6 rebotes. Rudy logró 14 puntos, 4 rebotes y 3 robos en 26.

23 PUNTOS Scariolo dosificó a sus hombres y estos respondieron. Cabezas, Llull y Mumbrú tomaron el relevo y cumplieron con creces. Llull incluso tuvo sus minutos de protagonismo en varios contrataques que le sirvieron como desagravio a la canasta que no pudo dar la victoria ante Turquía.

Con la directa puesta desde el primer momento, la selección solo hizo que incrementar su ventaja, que llegó a ser de 23 puntos. Si Grecia no sufrió un mayor correctivo y la selección no sentenció antes de tiempo la semifinal fue a causa de los numerosos problemas que le creó cerrar el rebote en su zona. Trece rebotes ofensivos concedió España en su pintura antes del descanso y 24 en total, aunque los del último cuarto resultaron inocuos. Demasiadas segundas opciones concedió a los hombres de Jonas Kazlauskas. Demasiados segundos tiros, sobre todo, por la agresividad con la que buscaron el balón Bourousis, Schortsanitis y también Fotsis, aprovechándose además de la principal preocupación de la defensa española, que era cerrar los espacios a Spanoulis, el alma del conjunto griego. Aún así, eso le costó también a Grecia que sus dos pívots se cargaran rápidamente con faltas y que se salieran rápidamente de la pelea.

Antes del descanso, España ya amenazó con abrir un abismo insalvable con una presión defensiva agobiante que dejó al equipo griego durante cinco minutos sin anotar. Eso permitió que la ventaja creciera hasta los 13 puntos (34-21). Pero la fuerza reboteadora en ataque de Grecia evitó el KO de forma anticipada, ajustando las diferencias más de lo que merecían al final del segundo cuarto (49-40). Lo que no pudo fue rebajar, en cualquier caso, la intensidad de su rival. España mantuvo su ritmo uniforme y continuó martilleando a su rival, hasta que este tiró la toalla, consciente de que no había forma humana de evitar la cita de la selección con la historia.