Al cabo de hora y media de confidencias y defensa a ultranza de su proyecto, Ismael Díaz lo acabó admitiendo: había provocado su encuentro en internet con los aficionados del Cacereño para, literalmente, "focalizar las críticas" hacia él y no hacia los jugadores.

Los resultados del arranque liguero y el proyecto deportivo del entrenador para el club centraron una charla muy animada y a la que concurrieron un número notable de internautas, divididos casi a partes iguales entre detractores y defensores. Díaz respondió a casi todas las preguntas en un tono extremadamente optimista: "esta temporada volveremos a pujar entre los mejores", "queremos asentar la idea que uno tiene de llevar a este club a Primera División sin endeudamientos"...

Respecto a la configuración de la actual plantilla, defendió su juventud y su coste bajo aludiendo a que no se podía aspirar a tenerla mejor "con 600 socios". Y es que se quejó del entorno a menudo: de los silbidos "sin motivo" de la afición --halagó el apoyo, eso sí, del Escuadrón Verdiblanco-- y del tratamiento de los medios de comunicación, sin concretar, a los que acusó de intentar desestabilizar.