El italiano Damiano Cunego, ganador del Giro de Italia y atacante respetado y temido, buscó ayer a la holandesa la victoria. Prescindió de las virtudes que marcan su personalidad en pos de su objetivo. Holanda dejó en Suráfrica el respeto acumulado por culpa de las patadas. El caso de Cunego no es tan grave, pero es más normal verlo dando la cara. No es que chupar ruedas sea un delito. Se trata de un estilo de correr, quizás menos elegante que otros, pero muy práctico. Hay célebres chuparruedas que han pasado a la leyenda. Por ejemplo Zoetemelk, gran escalador holandés que se acostumbró a ocupar la cola en todas las escaramuzas y en 1980 ganó en Tour al asumir el papel de líder. Y actualmente está Evans, conocido por los españoles como ´garrapata´.