Para encontrar las dos últimas muertes en el Mundial hay que remontarse al fatídico primer gran premio del 2003 cuando, en Suzuka (Japón), falleció el japonés Daijiro Kato, llamado a ser el mejor piloto japonés de todos los tiempos. Kato, que posee una avenida con su nombre en Misano, es homenajeado cada jueves del Gran Premio de San Marino. Diez años antes, en Jerez, el también japonés Nohoyuki Wakai falleció tras atropellar, en el ´pit lane´ a un amigo invitado por Loris Reggiani. Japón, principal constructor de motos, ha sufrido las tres últimas muertes.