Puntual a su cita con este diario acude Jason William Blair, un americano de Phoenix (Arizona), la quinta ciudad de EEUU. Las temperaturas en verano no bajan de los 41º y en invierno la mínima es de 10. Por eso para Blair este invierno en Plasencia está siendo una bendición. "A mí se me hielan las manos en este pabellón cuando hace frío", dice el que ha sido el mejor jugador de la liga al acabar la primera vuelta y que él solo se lleva el 25% de la valoración total de su equipo.

Obediente, se fotografía sosteniendo la Bombonera , destacando que sus números "son cosa de todo el equipo". Lo que más llama la atención de Jason es su simpatía y cordialidad y cuando hablamos mientras se coloca sus zapatillas y su rodillera, (todo un ritual de diez minutos), en unas piernas completamente depiladas. Se expresa en un castellano divertido, que deja aflorar los sentimientos de un joven que se divierte jugando al baloncesto. "Ya no quiero cambiar de país, me ha costado mucho aprender español como para irme a Francia o Italia. Además, yo me quiero retirar casándome con una española con mucho dinero", dice con una gran sonrisa. De no haber sido jugador, sería profesor o trabajaría en una inmobiliaria en su Arizona natal.

La presión de ganar

Ya fue MVP la temporada pasada en Muro y para él serlo de nuevo, mediada la liga, "es importante, pero lo mejor para todos es que yo estoy jugando bien y que el equipo está ganando". No se siente presionado por ser el hombre más vigilado.

Un aspecto importantísimo para que Blair recalara en Plasencia es la condición que aparece en su contrato de renovación automática si se consigue el ascenso, y cree que Plasencia lo puede hacer: "quiero jugar ya en LEB Oro, quiero jugar contra los mejores".

Está encantado de España y muy feliz en Plasencia. "La gente es muy amable y además tenemos la mejor afición de toda la Liga", asegura. Le gusta cocinar y nunca va al McDonald´s. "Compro en el súper y me hago mi comida; me encanta el pollo, la ensalada, la pasta y el pan").Reconoce que no sale mucho porque le encanta dormir, ver la tele y leer, aunque tiene un rincón en Plasencia donde acude muchas veces y es donde puede residir su fortaleza física. "Voy a La Isla y meto las piernas en el río, y mira que está fría el agua, la gente me ve y pensará que estoy loco, pero me funciona", cuenta.Tras la mala racha de resultados, para Jason fue muy importante ganar al Gijón: "fue un partido especial porque necesitábamos ganar". Y como casi todos piensa que la derrota en Cáceres fue demasiado dolorosa: "fue nuestro peor partido, un desastre", recuerda. A pesar de ser de Phoenix ya le han metido el gusanillo de la venganza y espera ansioso la revancha en la segunda vuelta.Se levanta para comenzar el entrenamiento y dice que lo mejor es que ahora hay vacaciones. Pararán desde el viernes hasta el lunes y cogerá el Volvo que le ha proporcionado el club.

"Voy a La Isla y meto las piernas en el río, y mira que está fría el agua, la gente me ve y pensará que estoy loco, pero me funciona",

"fue un partido especial porque necesitábamos ganar""fue nuestro peor partido, un desastre"gusanillo

"Me iré a conocer Salamanca o Sevilla"