A Javier Moreno Román (Cáceres, 30 de agosto del 1969) le gustan la Semana Santa, los perros y, claro está, el fútbol. Que cada uno ponga el orden que quiera, que acierta. El entrenador del Arroyo es un tipo pasional y apasionado. Cuando se entrega a una idea, nada le apartará de ella, nadie conseguirá borrársela de la cabeza, nadie le parará en su fijación.

«Ha sido un año complicado porque era una responsabilidad grande. Muchos dudaban de este equipo». Javi Moreno así lo explica mientras pasea por la mañana por el centro de su ciudad natal, otra de sus aficiones predilectas. Seis partidos iniciales en blanco auguraban poco bueno, pero él sabía que aquello iba a terminar funcionando y que se iba a revertir la dinámica. «Yo siempre he confiado porque veía que en los entrenamientos nadie bajaba la cabeza, nadie hablaba de resultados malos. Todos sabíamos que íbamos a reaccionar», añade.

Y ahí, aparte de la afición, «que ha estado con nosotros siempre y eso nos ha dado tranquilidad», han jugado un papel fundamental los futbolistas, pero especialmente la figura del preparador físico, Fran Gómez, exjugador del club, como el propio técnico, aunque con gran diferencia de años entre las etapas de uno y otro. «Ha sido clave, hay que reconocérselo. El equipo necesitaba ser fuerte en esa faceta, y todo el mundo nos lo ha dicho que lo hemos sido», comenta. En efecto: no han parado de correr en toda la liga. Y así les ha ido: han conseguido la permanencia con solvencia.

Javi Moreno puede seguir en el club. La salvación equivalía a continuidad por contrato. Y todo, por la confianza «por amistad» con el presidente, Emilio Pajares, «que ya me conocía de la anterior etapa que estuve en el club, en la que él era el delegado». Y la apuesta, números en mano, le ha salido bien. En la anterior ocasión el presidente era Guillermo Ordiales, «el que me hizo debutar en Tercera».

El Veracruz

El técnico del Arroyo ha sido un hombre muy vinculado al fútbol siempre. Formado en Las 300, entrenó en el Veracruz del popular ‘Satur’, «que me pagó el carnet», recuerda sobre sus comienzos como entrenador después de currárselo de lo lindo: ha sido el mayor de los cuatro varones de su familia (solamente su hermana le supera en edad) y residió 11 años en Madrid por pura necesidad vivencial y profesional. Trabajó en una agencia de transportes.En su carrera como técnico, que incluye Moralo, Coria y los diferentes equipos de la cantera del Cacereño (club en el que trabajó durante una década y que dejó en el 2009 «obligado por las circunstancias», nada buenas para él) asegura que quizá ha sido en esta temporada la que «más haya vivido intensamente». Y es que, como él mismo dice, «había tanto que hacer...».

«Yo lo que quiero es ganar para estar clasificado lo mejor posible», asegura cuando se le plantea si el sábado tendrá una motivación especial porque un empate o un triunfo de su equipo ante el Badajoz le daría el título al Cacereño. Y Moreno piensa que el Montijo está a dos puntos y venciendo se pone delante si el propio CPC vence el día siguiente al propio Montijo. Uno por otro, en realidad, según su propia teoría. «En Badajoz hicimos un buen partido; vamos a ver si el sábado...».

No quiere vincular alirones y egos con esta peculiar circunstancia. Sí reconoce que, pese a su salida por donde él no hubiera querido nunca del Cacereño, este club es de su corazón, entre otras cosas porque es el representante de esa ciudad que tanto ama. «En Cáceres he participado ya en todo, excepto en la cabalgata de Reyes», dice distendidamente el protagonista. Evidentemente, ha pensado muchas veces a lo largo de su vida en entrenar al primer equipo del Cacereño «alguna vez, claro que sí». Y es que en el club verde fue técnico desde la base más baja de edad hasta como ayudante del primer entrenador, en concreto de Vicente Carlos Campillo, con anécdotas que darían para mucho.

Moreno dice que los largos paseos le dan la tranquilidad. La pasión se la otorgan su cofradía y su Semana Santa, además del fútbol. Y en El Refugio de animales de Cáceres otro tanto, con los perros como protagonistas. El fútbol, en cualquier caso, le hace ser feliz, especialmente desde que certificó la salvación ante La Estrella el sábado.