A David Jiménez Bravo (Moraleja, 15 de abril de 1991) el cuerpo le pedía volver al Cacereño. «Estuve de infantiles a juveniles después de que hicieran una prueba en Villanueva del Fresno y unos pocos de mi pueblo nos fuimos para allá». Sencillo, sin alardes, con apariencia de portero humilde y currante, Jiménez cuenta su anterior experiencia en el CPC, en el que estuvo desde los 12 hasta los 19 años para retornar ahora y, de momento, triunfar a lo grande: no ha encajado un solo gol, el único del grupo junto a otro exmeta verde, Miguel (Coria).

«Podría estar ganando el doble de dinero en mi último equipo, en el Quintanar, pero yo quería estar en el Cacereño», dice mientras hace un alto en el camino en su trabajo en su Moraleja natal. Y es que Jiménez, aunque le gustaría serlo, no es un profesional del fútbol, deporte que le apasiona. De momento, tiene un contrato temporal en su localidad «pero a partir del lunes ya viviré en Cáceres», dice. Y es que se le acaba ese compromiso. Ahora toca centrarse del todo en el fútbol. Sus amigos Carlos López y David López, primos de San Vicente de Alcántara, serán sus compañeros en la vivienda de alquiler.

El portero tiene, en efecto, grandes recuerdos de la ciudad. Vivió en la Universidad Laboral y estudió un módulo en el Al-Qazeres.En lo estrictamente deportivo, Pedro Rossi le reclutó en su día en aquella prueba en Villanueva del Fresno, cuando el Cacereño estaba dirigido por Félix Campo. «Me fui en la temporada de Manolo en el primer equipo porque solamente me pagaban el piso. No podía quedarme», explica. Allí hubiera coincidido, en el Cacereño B, con su entrenador actual, José María Rebollo después de dos años inolvidables en el juvenil verde. «No perdimos contra el Madrid, con gente como Carvajal, ni uno de los dos partidos, que empatamos, a cero y a dos goles, y nos mantuvimos», rememora.

Tras salir del Cacereño, recuerda con cariño que Javier Moreno, actual entrenador del Arroyo, se lo llevara al Coria, donde ha vivido dos etapas, con otra intermedia en el propio Arroyo. Ahora llega a Cáceres especialmente ilusionado para aspirar a todo. Aunque sea mera anécdota lo de no haber encajado un solo gol, él tiene la mejor perspectiva. «Lo importante es que sigamos estando muy serios en defensa porque ocasiones siempre vamos a tener», recalca el futbolista.

Sobre su relación con Lopito, meta de excelente currículum, él mira siempre al equipo muy por encima de la rivalidad entre compañeros. «Juegue quien juegue, lo importante es que ganemos». Y tanto: cada final de partido, el ahora meta suplente ha ido a felicitar a su compañero. Y eso dice mucho.