El presidente del Barcelona, Joan Laporta, y el vicepresidente deportivo, Sandro Rosell, asistieron ayer al entrenamiento de la primera plantilla barcelonista, un hecho inusual por parte del equipo directivo barcelonista.

Después de que Laporta reclamase mayor compromiso a sus jugadores días atrás, el día de Reyes el presidente barcelonista y su mano derecha en materia futbolística no se quisieron perder ni un segundo del intenso entrenamiento que programó el el entrenador Frank Rijkaard, hecho que se ha interpretado como una gesto de apoyo al trabajo del holandés.

Después del tropiezo el fin de semana en el campo del Racing (3-0), los métodos y suerte de Rijkaard han estado más cuestionados que nunca, hasta el punto de que en algunos sectores se haya dudado de si el entrenador barcelonista es responsable completamente no sólo del estilo de juego del Bar§a si no de las alineaciones, en alusión a que responsables por encima de él podrían estar dando consejos. En la sesión de ayer, se mostró muy rígido y riguroso con sus jugadores hasta el extremo de corregir en numerosas ocasiones los movimientos de sus jugadores.