Hace casi 14 años, Jorge Campillo Iñiguez (Cáceres, 1 de junio de 1986) decía en una entrevista en este diario que «hoy por hoy, está difícil mi pase al profesionalismo». Acababa de cumplir la mayoría de edad y desde entonces todo ha cambiado extraordinariamente para él. El domingo se quedó a un par de golpes de ganar el Abierto de China. Ahora ocupa el puesto 85 del mundo y está entre los cinco mejores de la llamada Carrera a Dubai, lo que de mantener en los próximos compromisos daría paso a su gran sueño: disputar un grande, en este caso el British Open.

En Carnoustie, donde se celebra el British, hay un lugar reservado para el extremeño, que debe corroborar en los próximos torneos de Circuito Europeo su solvencia este año, e incluso participar en otros ‘grandes’ del golf mundial. Solamente Carmeron Smit y Alex Bjork, éste el ganador en China, están delante de él, según se recordaba ayer en un reportaje en la publicación especializada Ten Golf en el que se ensalza su temporada, en la que ha rozado el título en Malasia también.

Campillo, uno de los cinco españoles entre los 100 primeros del mundo (con Jon Rahm, Sergio García, Rafael Cabrera Bello y Adrián Otaegui), está mejor situado para jugar un grande que el propio Otaegui, Pablo Larrazábal, Álvaro Quirós o Nacho Elvira, que también aspiran a ello.

Hay otra fórmula para entrar en el British: clasificarse en el ranking entre los 60 primeros, aunque parece más sencilla la explicada con anterioridad. «Es una buena barrera que he superado, ahora hay que mantenerse», aseguraba el extremeño en tono humilde sobre el hecho de haberse consolidado entre los 100 mejores del mundo.